Inteligencia artificial, la nueva policía de los Juegos Olímpicos de París 2024

En vísperas de la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos 2024, París es una ciudad inundada de seguridad. Cuarenta mil barreras dividen la capital francesa. Grupos de policías con chalecos de protección patrullan por las bonitas calles adoquinadas. El río Sena está restringido a toda persona que no haya sido inspeccionada y provista de un código QR personal. Soldados vestidos de caqui, presentes desde los atentados terroristas de 2015, permanecen cerca de una panadería junto al canal, con boinas y enormes pistolas en el pecho.

Gérald Darmanin, ministro del Interior de Francia, ha dedicado la semana pasada a justificar estas medidas como vigilancia, no como una exageración. Francia se enfrenta al “mayor reto de seguridad que jamás haya tenido que organizar un país en tiempos de paz”, declaró a la prensa el martes. En una entrevista concedida al semanario Le Journal du Dimanche, explicó que se ha detectado a “individuos potencialmente peligrosos” solicitando empleo o voluntariado en las Olimpiadas, entre ellos 257 islamistas radicales, 181 miembros de la extrema izquierda y 95 de la ultraderecha. Ayer, declaró a la emisora de noticias francesa BFM que se había detenido a un ciudadano ruso sospechoso de planear actos de “desestabilización” a “gran escala” durante la justa deportiva.

Por primera vez en la historia de las Olimpiadas, la apertura no se celebrará dentro de un estadio; el comité organizador aprovechará los sitios históricos de la capital francesa. Esto es todo lo sabemos de la prueba que abre la 33ª edición de los Juegos Olímpicos París 2024.

Los parisinos siguen refunfuñando por los cierres de las calles y los carriles para bicicletas que terminan abruptamente sin previo aviso, mientras que los grupos de defensa denuncian “riesgos inaceptables para los derechos [humanos] fundamentales”. Para los Juegos, esto no es nada nuevo. Las quejas sobre una seguridad distópica son casi una tradición olímpica. Las iteraciones anteriores se han descrito como el “Confinamiento de Londres”, la “Fortaleza de Tokio” y la “carrera armamentística” de Río. Esta vez, son las medidas de seguridad menos visibles las que han surgido como algunas de las más controvertidas. En París estas se han visto impulsadas por un nuevo tipo de inteligencia artificial (IA), ya que la ciudad permite que unos polémicos algoritmos rastreen las grabaciones de las cámaras de seguridad de las estaciones de transporte en busca de amenazas. El sistema se probó por primera vez en la capital en marzo, en dos conciertos de Depeche Mode.

Algoritmos para la seguridad en las Olimpiadas de París 2024

Tanto para los críticos como para los partidarios, la supervisión algorítmica de las grabaciones de los circuitos cerrados de televisión (CCTV) ofrece un atisbo de los sistemas de seguridad del futuro, en los que simplemente habrá demasiadas grabaciones como para que los operadores humanos logren supervisarlas físicamente. “El software es una extensión de la policía”, explica Noémie Levain, integrante del grupo activista La Quadrature du Net, que se opone a la vigilancia mediante IA. “Son los ojos de la policía multiplicados”.

Cerca de la entrada de la estación de metro de Porte de Pantin, hay cámaras de vigilancia atornilladas al techo, dentro de una caja de metal gris que pasa desapercibida con facilidad. Un pequeño cartel está clavado en la pared por encima de la caja, informando a quien quiera detenerse a leer que forma parte de un “experimento de análisis de videovigilancia”. La empresa que gestiona el metro de París, la RATP, “probablemente” empleará “análisis automatizados en tiempo real” de las imágenes de CCTV “en las que puedes aparecer tú”, explica el letrero a los despreocupados pasajeros que pasan a toda prisa. El experimento, indica, durará hasta marzo de 2025.

Porte de Pantin está en el límite del parque La Villette, sede del Parque de las Naciones de los Juegos Olímpicos, donde los fans pueden comer o beber en pabellones dedicados a 15 países diferentes. La parada de metro es también una de las 46 estaciones en las que se implementarán algoritmos de CCTV durante las Olimpiadas, según un anuncio de la Prefectura de París, dependiente del Ministerio del Interior. Los representantes de la ciudad no respondieron a las preguntas de WIRED sobre si existen planes para utilizar la vigilancia por IA fuera de la red de transporte. Según una ley de marzo de 2023, los algoritmos podrán buscar en las grabaciones de CCTV en tiempo real ocho “sucesos”, como aglomeraciones, grupos de personas anormalmente grandes, objetos abandonados, armas o una persona que caiga al suelo.

“Lo que hacemos es transformar las cámaras de CCTV en una poderosa herramienta de vigilancia”, comenta Matthias Houllier, cofundador de Wintics, una de las cuatro compañías francesas que obtuvieron contratos para emplear sus algoritmos en los Juegos Olímpicos. “Con miles de cámaras, es imposible que los agentes de policía [reaccionen ante cada cámara]”.

Wintics consiguió su primer contrato público en París en 2020, recopilando datos sobre el número de ciclistas en distintas partes de la ciudad para ayudar a los funcionarios de transporte de la capital francesa a planificar la construcción de más carriles para bicicletas. Conectando sus algoritmos a 200 cámaras de tráfico existentes, el sistema de Wintics, que aún está en funcionamiento, es capaz de identificar primero y contar después a los ciclistas en medio de calles muy transitadas. Cuando Francia anunció que buscaba empresas que crearan algoritmos para ayudar a mejorar la seguridad en los Juegos Olímpicos de este verano, Houllier consideró que se trataba de una evolución natural. “La tecnología es la misma”, afirma. “Analiza siluetas anónimas en espacios públicos”.

Tras entrenar sus algoritmos con datos sintéticos y de código abierto, los sistemas de Wintics se han adaptado para, por ejemplo, contar el número de personas que hay en una multitud o la cantidad de gente que cae al suelo, alertando a los operadores cuando la cifra supera un determinado umbral.

“Eso es todo. No hay una decisión automática”, explica Houllier. Su equipo capacitó a funcionarios del Ministerio del Interior para utilizar el software de la empresa y ellos deciden cómo quieren aplicarlo, resalta. “La idea es llamar la atención del operador, para que compruebe y decida lo que debe hacerse”.

Houllier sostiene que sus algoritmos son una alternativa respetuosa con la privacidad a los controvertidos sistemas de reconocimiento facial utilizados en anteriores eventos deportivos internacionales, como el Mundial de Qatar 2022. “Intentamos encontrar otro camino”, destaca. Para él, dejar que los algoritmos revisen las grabaciones de los CCTV es una forma de garantizar la seguridad del acontecimiento sin poner en peligro las libertades personales. “No estamos examinando ningún dato personal. Solo observamos las siluetas, nada de rostros, ni reconocimiento de matrículas, ni análisis de comportamiento”.

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