'Tiburones de cocaína' en Brasil, una nueva especie víctima del narcotráfico

El alcance de las drogas no se limita a las calles. Al igual que ocurre con los plásticos o los restos de medicamentos que consumimos, de una forma u otra todo acaba llegando a los océanos y afectando directamente a las especies que viven en ellos. Un estudio llevado a cabo por científicos brasileños del Instituto Oswaldo Cruz y publicado en la revista 'Science of the Total Environment' ha revelado que ejemplares de tiburones que viven cerca de la costa de Río de Janeiro han dado positivo en cocaína.

Más allá de un problema puntual, el hallazgo viene a confirmar lo que ya era una suposición bastante extendida en el mundo de los expertos en los océanos: que el comportamiento errático y a veces ilógico de ejemplares de tiburones podría venir motivado por la ingesta del contenido de fardos de cocaína u otras drogas arrojadas al mar desde los barcos de narcotraficantes. «Todo lo que usamos, todo lo que fabricamos, todo lo que ponemos en nuestros cuerpos, termina en nuestros ríos a través de las aguas residuales, y la vida acuática está expuesta a eso», explicó Tracy Fanara, ingeniero ambiental con sede en Florida y participante en un documental sobre los 'Cocaine sharks' estrenado en 2023.

Ahora, un equipo de investigadores encabezado por el ecotoxicólogo Enrico Mendes Saggioro ha analizado un total de trece ejemplares de tiburones de nariz puntiaguda (Rhizoprionodon lalandii). Después de diseccionarlos en el laboratorio, llegaron a la conclusión de que todos y cada uno de ellos tenían rastros de cocaína en sus cuerpos. Las concentraciones fueron hasta 100 veces superiores respecto a las registradas en otras especies acuáticas. Un impactante descubrimiento que ha generado preocupación entre los científicos.

Este hallazgo resulta inquietante porque puede representar un riesgo para el resto del ecosistema marino: «Otras especies podrían estar contaminadas y para confirmarlo necesitamos analizarlas. Eso es lo siguiente que vamos a hacer», afirma Enrico Mendes en declaraciones para EL CORREO. Mendes desconoce si la presencia de esta sustancia puede alterar el comportamiento de los escualos, pero asegura que «lo vamos a intentar investigar y evaluar sus posibles alteraciones fisiológicas».

A pesar de que todavía no se sepa demasiado sobre el impacto de la cocaína en estos tiburones, lo cierto es que existen indicios y estudios concluyentes que han comprobado que la presencia de la esta sustancia en organismos como moluscos, crustáceos o osteíctios es claramente perjudicial. En el caso de los embriones del pez cebra (danio rerio), la cocaína produce fragmentación de su ADN y muerte celular, y en un experimento que exponía a truchas a agua contaminada de metanfetamina se comprobó que estos peces se volvían adictos a la sustancia, además de verse alteradas sus conductas de alimentación y sus estrategias de supervivencia.

En los tiburones también se han confirmado comportamientos erráticos. En una investigación realizada durante seis días en el mar en los Cayos de Florida Fanara y el biólogo marino británico Tom Hird observaron que los tiburones exhibían comportamientos peculiares. Un tiburón martillo, una especie que normalmente se aleja nadando de los humanos, se dirigió directamente hacia los buceadores. También observaron un tiburón arenero nadando en círculos mientras aparentemente se concentraba en un objeto imaginario. También realizaron experimentos: arrojaron fardos ficticios al agua, que acabaron siendo mordidos por los tiburones.

La cocaína llega al mar por diversas vías. En primer lugar, a través de las aguas residuales que, después de que los humanos consuman la sustancia, terminan desembocando en el océano. Otra vía es más directa y se produce cuando los narcotraficantes arrojan paquetes de esta sustancia al mar al ser sorprendidos por las autoridades, por ejemplo. Y en el caso de Río de Janeiro y el resto de la costa brasileña es muy probable que la droga llegue al mar a través de los desagües de los laboratorios ilegales donde se refina la cocaína.

Tarragona es la ciudad española donde se encuentra una mayor concentración de cocaína en sus aguas residuales, siendo la segunda de Europa, sólo superada por Amberes (Bélgica). De hecho, los países con mayores concentraciones de cocaína en aguas residuales de Europa son Bélgica, España y Países Bajos. Otras ciudades españolas que también registran una gran concentración de esta sustancia son Lleida, Santiago o Barcelona.

..

Comentarios

Entradas populares