Una 'plaga bíblica' golpea el campo español
Las plagas de ortópteros (saltamontes, grillos y
langostas) son una de las grandes pesadillas del ser humano desde que empezó a
dedicarse a la agricultura, hace unos 12.000 años. Las numerosas referencias
que hace la Biblia a las langostas son un buen testimonio de la magnitud del
problema. Cuando se dan las condiciones necesarias, este tipo de insectos se
reproduce con una facilidad pasmosa y es capaz de migrar a grandes distancias.
Su voracidad con las cosechas lo convierte en un enemigo legendario que
históricamente ha condenado al hambre a los habitantes de grandes regiones de
Asia, Oriente Medio y África. ¿En España estamos a salvo de este peligro? Los
agricultores de Requena, en Valencia, han dado la voz de alarma esta semana. La
zona, famosa por sus vinos con denominación de origen (D.O. Utiel-Requena),
estaba invadida por "millones" de saltamontes, según la Asociación
Valenciana de Agricultores (AVA-Asaja). En un momento clave del año, los
insectos se han puesto a devorar las parras, acabando con los incipientes
racimos. Los técnicos de la Generalitat Valenciana visitaron el lugar e
identificaron al invasor como un saltamontes del género Calliptamus. Aunque no
está considerado como una de las grandes plagas de langostas, que se mueven
juntas de forma masiva, su comportamiento puede llegar a ser similar.
Tan solo unos días antes, pasaba algo muy parecido
en la provincia de Málaga. Campos dedicados al cereal y al olivo de los
municipios de Coín, Alozaina y Casarabonela se veían afectados por la llegada
repentina de este tipo de insectos que, en este caso, eran clasificados como
langostas, grillos y saltamontes. En concreto, los técnicos de la Junta de
Andalucía llegaron a identificar en los cientos de fincas afectadas hasta seis
especies de ortópteros diferentes. ¿Está pasando algo anómalo en el campo
español?
Lo cierto es que, aunque no siempre sea noticia, la
agricultura española no está libre de este peligro. Según los expertos, Aragón,
Extremadura y Canarias son especialmente proclives a sufrirlo. "Aunque no
es muy frecuente, ocurre desde hace siglos", afirma el entomólogo Miguel
Ángel Miranda Chueca, catedrático de Zoología de la Universidad de las Islas
Baleares (UIB), en declaraciones a El Confidencial. "Algunas descripciones
de plagas de langostas vienen de la Edad Media y, a partir de ahí, muchas han
quedado recogidas en el registro histórico como verdaderos desastres",
añade.
Un ejemplo reciente lo encontramos en la comarca de
La Serena (Badajoz), que en 2022 vivió un ataque de langostas que tuvo una
repercusión importante en guisantes, cereales y árboles frutales, entre otras
plantas. La aparición de una de estas plagas es más probable en tierras áridas,
con pocas precipitaciones y altas temperaturas estivales. Sin embargo, todos
estos ingredientes son cada vez más frecuentes en más regiones. De hecho, en
octubre de 2023 los saltamontes invadieron incluso el centro de la ciudad de
Madrid, una llegada poco común que los entomólogos, ya en aquel momento,
relacionaron con la sequía.
En los últimos meses, la lluvia ha sido más
abundante, pero los ejemplares que se dejan ver ahora, en realidad, llevan con
nosotros bastante tiempo. "Todos los que hay este año nacieron el año
pasado", explica el zoólogo Alfredo Fernández-Ojanguren, profesor de la
Universidad de Oviedo. "Son herbívoros con un ciclo directo, es decir, que
de los huevos salen ninfas con aspecto de adultos en miniatura que van
creciendo mientras mudan", comenta. Ese crecimiento, iniciado el verano
anterior y acentuado esta primavera, les ha convertido en adultos. Aunque en
todas las fases de su ciclo de vida, se alimentan de vegetación, ahora que
alcanzan un tamaño considerable resultan mucho más destructivos.
No obstante, el rasgo más llamativo de los
ortópteros es la capacidad que tienen para agruparse y recorrer grandes
distancias, algo que solo sucede bajo determinadas circunstancias. Los
entomólogos distinguen la fase solitaria, "en la que cada saltamontes va
por su cuenta, sin provocar daños", y la fase gregaria, "que se
produce cuando las condiciones cambian", apunta Miranda, principalmente,
ante "la escasez de alimento o la sequía". El comportamiento de estos
animales se ve modificado entonces de manera radical, buscando la supervivencia
de la especie, de manera que "se agrupan y forman las plagas de langosta,
que tienen su máxima expresión en África, donde devastan miles de kilómetros
cuadrados; aunque aquí tenemos especies que pueden hacer algo similar sin
llegar a esos niveles". Básicamente, la fase de gregarismo se produce para
buscar recursos a larga distancia. Esas migraciones pueden ser
extraordinariamente rápidas, ya que las realizan "volando cuando son
adultos y caminando cuando son ninfas, que no tienen alas", apunta
Fernández-Ojanguren. Los enjambres alcanzan "una densidad muy
elevada" y por eso "causan graves daños a su paso por campos y
cultivos". El ortóptero característico de este tipo de episodios es la
langosta del desierto. De hecho, la FAO (Organización de las Naciones Unidas
para la Alimentación y la Agricultura) tiene un servicio de avisos que cubre
desde Marruecos hasta Asia. Lo que sucede en España tiene una escala mucho más
local, aunque hay alguna especie que los expertos vigilan con especial atención
por su potencial peligrosidad, como la langosta mediterránea o marroquí
(Dociostaurus maroccanus).
En cualquier caso, "en España hay más
recursos", comenta el investigador de la Universidad Islas Baleares,
"pero en África estas plagas pueden poner en jaque la economía de países
enteros". Por eso, hoy en día, cuando sucede, se siguen por satélite con
ayuda del programa europeo Copérnico de observación de la Tierra y existen
modelos para predecir cuándo se va a producir una plaga. Anticiparlo es
importante porque, una vez iniciado el proceso, hay pocas posibilidades de
frenarlo. De hecho, el mundo se ha enfrentado recientemente a una de las peores
plagas de langostas de las últimas décadas: entre 2019 y 2021 amenazó el
suministro de alimentos en África Oriental, la península Arábiga y la India,
con mayor impacto en Kenia, Etiopía y Somalia.
Aunque existen insecticidas autorizados para
controlar a los ortópteros, los expertos coinciden en que no es el mejor
momento para aplicarlos. Los saltamontes que han aparecido en Requena son
adultos y, según los técnicos de la Comunidad Valenciana, en esta fase el
animal se muestra muy resistente ante cualquier tratamiento. Por eso, recomiendan
no intervenir, ya que carecería de sentido gastar recursos y contaminar sin
obtener un beneficio. A lo largo de los próximos días, es probable que estos
saltamontes adultos vayan realizando puestas de huevos en el suelo y vayan
muriendo.
Por eso, lo ideal sería localizar los puntos de
puesta (los huevos se rodean de una sustancia pegajosa y con la tierra de
alrededor forman estructuras características denominadas canutos) y tratar de
roturar el terreno más adelante, ya entrado el otoño, para eliminar la
posibilidad de descendencia y evitar que se repita la plaga el año que viene.
Más a largo plazo, los expertos recomiendan realizar un seguimiento de la posible
eclosión de esas puestas, de cara a la primavera de 2025. En ese momento, si
fuera necesario, se podría aplicar un tratamiento insecticida para el control
de ninfas. Al ser mucho más sensibles que los adultos, el resultado sería mucho
más efectivo.
Los expertos consideran que la sequía que ha venido
arrastrando España en estos últimos años ha podido ser clave para las
apariciones de ortópteros en Valencia y Málaga. Si esto se confirma, no es una
buena noticia de cara al futuro, ante las previsiones de cambio climático,
porque las condiciones del campo español pueden ser cada vez más parecidas a
las de los países que sufren estas plagas en otros continentes. "Aumentan
las temperaturas, sobre todo porque se adelantan los periodos de calor; y
disminuyen los recursos hídricos o se concentran las lluvias de forma
torrencial en algún periodo del año, de manera que no tenemos una distribución
homogénea a lo largo del año", recuerda Miranda.
En estas condiciones, "estos insectos van a
sobrevivir seguro, porque llevan millones de años adaptándose y buscando los
mecanismos para encontrar comida de forma gregaria". Por eso, es muy
probable que el problema de las plagas se incremente. Un informe de la FAO
publicado en 2021 ya advertía sobre esta cuestión. De hecho, estimaba que, en
el conjunto del planeta, las plagas destruyen cada año hasta un 40% de la
producción de los cultivos y que los insectos invasores provocan pérdidas de
unos 70.000 millones de dólares anuales.
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