CASO ÚNICO | Mona aulladora adopta a cría que perdió a su madre
Un hecho que, hasta la fecha, no había sido captado en video en Costa Rica: una mono hembra adoptó a la cría de otra hembra que murió al pie de un árbol.
Este hech0 ocurrió hace dos meses en el Pacífico
Sur, contó a El Observador la veterinaria Sandy Quirós del centro de rescate
Alturas, ubicado en San Martín Norte, en Dominical.
La especialista del refugio -trabaja allí hace nueve
años- detalló que el pequeño mono aullador fue llevado allí luego de que fuese
visto solo en medio del Parque Nacional Marino Ballena, en Osa.
El animalito de apenas dos semanas de vida estaba
llorando y en estado de deshidratación.
Entretanto, la madre apareció sin vida sin señales
de haber sufrido una agresión por parte de otro animal. Se cree que falleció al
caer del árbol.
La atención en el refugio
Quirós agregó que una vez la cría llegó al refugio
se le ubicó en una incubadora en el área de maternidad. Allí se le comenzó a
dar electrolitos y poco a poco leche de cabra (a través de jeringas y pezones
especiales) para acostumbrar su organismo a este líquido.
Esta rutina se hizo el primer día cada dos horas.
También se le colocaba cerca un peluche caliente
para que él pensara que estaba con su mamá.
çEl veterinaria enfatizó que todos los cuidados se
le dieron con la mayor protección por parte de quienes lo atendieron, con el
fin de evitar transmitirle alguna enfermedad. Además la idea de mantenerlo
aislado de olores para lograr reintroducirlo.
Y el momento de la adopción
Sandy manifestó que al día siguiente se le sacó al
patio en una cajita especial para que recibiera un poco de sol y aire fresco.
El pequeño mono aullador no dejaba de llorar y el sonido se escuchaba con fuerza,
tanto que una manada lo escuchó y se acercó bastante al área para averiguar qué
pasaba.
La especialista le dijo a sus compañeros que
colocaran al monito en una canasta para que lo subieran al techo para analizar
la reacción de la manada.
Ella asegura que los monos se acercaron “con cara de
preocupación”. “Ellos hicieron un sonido que no era de agresión, sino de
interés… era como un interés genuino por saber qué le pasaba a Tarzán”, dijo
Quirós.
Sin embargo, la manada se mantuvo un poco alejada de
la canasta. Con cierta precaución el equipo la acercó a una rama.
“El macho se acercó -esta es la cosa más linda que
he visto-, cerró los ojos y dejó que el bebé le agarrara la barba. Luego se le
subió al lomo y el macho lo subió más arriba donde estaban las hembras.
“Ahí se lo quitó y lo puso en la rama y cada hembra
de manada se acercaba, lo olía y se iba. Pero creo que era la más
experimentada, con un bebé adolescente, se acercó a Tarzán y se lo puso en sus
brazos y le dio de mamar, lo olió, lo acarició… y todas se acercaron a olerlo.
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