EEUU construye un reactor nuclear de sal fundida
La semana pasada vimos cómo China anunciaba el inicio de las obras en el desierto de Gobi de la primera planta nuclear de sal fundida de la historia. Sin embargo, la empresa estadounidense, Kairos Power asegura haber arrancado la construcción de Hermes, otro reactor nuclear de nueva generación, que también está previsto para la próxima década y que amenaza con arrebatarle a China este hito histórico.
Una de las claves de esta nueva generación de
reactores nucleares de fisión está en usar refrigerantes alternativos que no
estén basados en el agua a presión y que, por tanto, sean mucho más seguros que
los diseños tradicionales.
Hermes es el primer y único reactor de cuarta
generación aprobado por la Comisión Reguladora Nuclear de EEUU. Y, según Kairos
Power, sería también el primer reactor de agua no ligera que obtiene luz verde
para su construcción en EEUU en más de 50 años.
La planta tiene un reactor de baja potencia con un
diseño de lecho de bolas de combustible tri-isotrópico (TRISO), compuesto por
uranio, carbono y oxígeno, recubiertos por tres capas de materiales a base de
carbono y cerámica que impiden las emisiones radioactivas. Además, su sistema
de refrigeración es a base de sales de fluoruro fundidas, lo que aumenta aún
más su seguridad y resistencia en caso de accidentes.
El proyecto cuenta con el respaldo del gobierno
estadounidense y su finalización está prevista para 2027. Este prototipo hará
de banco de pruebas para un reactor comercial que podría estar listo durante la
siguiente década.
El primer reactor de sal fundida experimental se
puso en marcha en EEUU durante la década de los 60. En este sistema la sal
funciona como refrigerante y puede aplicarse al propio combustible o mezclarse
con él. Al trabajar a temperaturas más bajas, el reactor pueda operar con una
presión cercana a la atmosférica en lugar de estar a presiones más altas, como
es el caso de las centrales de uranio.
La ventaja de estos sistemas es que permiten
construir reactores más pequeños y muchísimo más seguros que los diseños
tradicionales, lo que los hace más baratos de construir y evita muchos de los
problemas asociados a este tipo de fuente de energía.
Las sales fundidas de fluoruro tienen una excelente
estabilidad química y una enorme capacidad para transferir calor a alta
temperatura y retener la emisión de radiación que pueda desprenderse del
combustible durante la fisión. En caso de rotura, la sal fundida cae en un
contenedor subterráneo que evita que los residuos se dispersen y la radiación
se expanda.
Además, los reactores de Kairos utilizan combustible
totalmente cerámico que mantiene la integridad estructural incluso a
temperaturas extremadamente altas. Este combustible no sufrirá daños hasta
temperaturas muy superiores a las de fusión de los combustibles metálicos
convencionales de los reactores. La empresa asegura que sus plantas tienen
medidas de seguridad pasiva, lo que significa que no necesitan electricidad
para eliminar el calor del núcleo después de apagarse.
Kairos dice que su reactor será capaz de producir
140 MWe de potencia y tiene un rendimiento neto del 45%, es decir, que genera
más energía que la que el sistema necesita para funcionar.
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