Hallan un fósil de un artrópodo de 520 millones de años con el cerebro perfectamente conservado

Existen muchos tipos de invertebrados que recorren y habitan nuestro planeta, algunos con la capacidad de realizar la metamorfosis y otros que dan origen a algunos de los principales virus informáticos. Sin embargo, no es algo tan habitual que podamos acercarnos hasta ejemplares de fósiles que mantienen intactas partes de su organismo.

El fósil que protagoniza esta noticia se encuentra a buen recaudo en la Universidad de Yunnan, provincia en el suroeste de China donde se descubrió el animal petrificado. Sin embargo, han sido investigadores de la Universidad de Durham los que han publicado un artículo en la revista científica Nature, donde detallan lo que han aprendido acerca del ejemplar.

Estamos ante un fósil que data del período Cámbrico, con una edad estimada de 520 millones de años, y que ha sido denominado científicamente como Youti yuanshi. El animal nos está ayudando a comprender la evolución de algunos grupos de animales modernos, como los insectos, arañas, cangrejos o ciempiés, dado que esta pequeña larva, del tamaño de una semilla, ha conservado sus órganos internos.

A través de métodos modernos de análisis, los investigadores han podido generar imágenes del interior de la larva. Mediante lo que se conoce como tomografía de rayos X, los científicos involucrados en la investigación han podido recrear regiones de su cerebro, sus glándulas digestivas, su sistema circulatorio y lo que sería trazas de sus nervios.

Este ancestro de los artrópodos modernos nos enseña que antes de que evolucionasen en las millones de especies que hoy en día conocemos, estos animales de hace millones de años ya tenían un organismo realmente complejo. Mucho más de lo que la mayoría de científicos habría dicho hasta hace poco tiempo. El doctor Martin Smith, autor principal del artículo, ha asegurado en la plataforma de distribución de noticias EurekAlert que:

Cuando solía soñar despierto acerca del fósil que me gustaría descubrir, siempre pensaba en una larva de un artrópodo, porque los datos sobre su desarrollo son realmente importantes para entender su evolución.

La doctora Katherine Dobson, coautora del artículo, asegura que 'la fosilización natural ha conseguido una casi perfecta preservación'. Y es que parece que la suerte se ha encontrado del lado de la ciencia, dado que hallar una larva fosilizada es algo muy complicado. El doctor Smith desvela su sorpresa asegurando que:

(...) cuando vi las increíbles estructuras preservadas bajo su piel, me quedé alucinado. ¿Como podían estas intrincadas características haber evitado la putrefacción y estar aún aquí para ver 500 millones de años después?

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