Zealandia, el continente perdido que pudo cambiar la historia del planeta
Hace aproximadamente 23 millones de años, ocurrió un
evento trascendental en la historia geológica de nuestro planeta: Zealandia,
que se perfilaba como el octavo continente, quedó sumergido en un 95 % bajo las
aguas del océano, después de haberse separado del supercontinente Gondwana hace
unos 60 millones de años.
Lo que hoy conocemos como Nueva Zelanda, Nueva
Caledonia y sus islas circundantes son las únicas porciones de Zealandia que
emergen sobre la superficie del océano, dejando gran parte de este continente
sumido en un misterio.
A pesar de este enigma, la ciencia ha logrado
arrojar luz sobre ciertos aspectos de Zealandia. Sabemos que su corteza es más
delgada que la de la mayoría de los continentes, aunque más gruesa que la
corteza oceánica. Se formó durante la fractura de Gondwana, cuando la corteza
se adelgazó y estiró.
Además, se ha confirmado que Zealandia fue hogar de
una variada fauna y flora en el pasado, gracias a evidencias como esporas de
polen de plantas terrestres y restos de criaturas marinas poco profundas, ahora
ocultas bajo el océano.
Sin embargo, la causa exacta de su adelgazamiento
siguía siendo un misterio. Por este motivo, los investigadores han completado
recientemente la cartografía y han creado un mapa detallado de los dos tercios
septentrionales de Zealandia para estudiar cómo se formó este continente,
completando así la documentación de los casi tres millones de kilómetros
cuadrados de masa terrestre sumergida.
En un estudio publicado en Tectonics, científicos de
GNS Science de Nueva Zelanda describen su proceso de recolección de muestras de
roca desde la dorsal Fairway hasta el mar del Coral con el fin de analizar la
geoquímica de la roca y comprender la composición submarina de Zealandia.
"Este trabajo completa la cartografía geológica
de reconocimiento en alta mar de todo el continente de Zealandia",
afirmaron los investigadores.
Los científicos encontraron arenisca que data de
hace unos 95 millones de años, del Cretácico Superior, y una combinación de
granito y guijarros volcánicos que tienen hasta 130 millones de años, también
del Cretácico Superior. Los basaltos son más recientes, con una edad de
aproximadamente 40 millones de años, durante el Eoceno.
Según el equipo, hace entre 100 y 80 millones de
años, se produjo un significativo adelgazamiento de la corteza que culminó con
el hundimiento del continente, probablemente debido a su estiramiento en varias
direcciones.
En particular, el documento señala que la
deformación interna tanto de Zealandia como de la Antártida Occidental indica
que el estiramiento llevó a la formación de grietas similares a las asociadas
con la subducción de placas tectónicas, permitiendo que el agua oceánica se
abriera paso para crear el mar de Tasmania. Posteriormente, una nueva fractura
en la Antártida continuó estirando la corteza de Zealandia hasta que se
adelgazó lo suficiente como para fracturarse y quedar en gran parte sumergida.
Según Science Alert, el equipo de científicos
sugiere que la dirección de estiramiento varió hasta en 65 grados, lo que pudo
haber facilitado el adelgazamiento extensivo de la corteza continental.
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