Unos fósiles permiten descubrir dos nuevas especies de aves que convivieron con el T. rex
La Formación Hell Creek, en lo que hoy son las Dakotas,
Montana y Wyoming, Estados Unidos, fue el hogar de algunos de los dinosaurios
más famosos, como el Triceratops y el Tyrannosaurus rex, pero estos dinosaurios
gigantes no estaban solos en el ecosistema.
Hoy, un artículo publicado en la revista Plos One,
describe dos nuevas especies de aves que vivieron junto a estos dinosaurios
hace 68 millones de años y que, según creen los autores, podrían haber
capturado y transportado presas como hacen las aves modernas.
«Basándonos en los indicios de los huesos de sus
patas, creemos que estas aves podían capturar y transportar presas, de forma
similar a como lo hacen los halcones o búhos modernos», explica Alex Clark,
estudiante de doctorado en el Museo Field y la Universidad de Chicago y autor
principal del estudio.
«Aunque puede que no sean las primeras aves de presa
que evolucionaron, sus fósiles son los primeros ejemplos conocidos de aves
depredadoras», apunta.
Los tres fósiles estudiados por Clark en este
estudio habían sido recogidos en los últimos años por investigadores de otras
instituciones, pero no se había trabajado mucho sobre ellos.
Todos ellos eran huesos de patas y los tres se
habían encontrado solos, sin otras partes del cuerpo más llamativas, como
cráneos y garras, pero aislados resultaron ser un tesoro de información.
«Cada recoveco y protuberancia que se produce en un
hueso puede decirnos algo sobre dónde se unían los músculos o tendones y qué tamaño
tenían», comenta Clark.
En estos huesos había una protuberancia
especialmente notable: un punto de unión muscular llamado tubérculo. En cada
hueso, era más grande y estaba más abajo que en la mayoría de las aves.
«Cuando vemos tubérculos tan grandes y tan abajo en
las aves modernas, es en aves de presa como búhos y halcones», porque «cuando
cazan y recogen a sus presas con las patas, levantan objetos proporcionalmente
pesados y los sujetan cerca del cuerpo para mantener la mayor eficiencia
aerodinámica posible. Estos huesos de tobillo fósiles parecen construidos para
hacer algo similar».
Clark y sus colegas realizaron una serie de análisis
biomecánicos comparando los huesos fósiles del pie con los de una variedad de
aves modernas.
«Los músculos y el hueso del tobillo funcionan como
una palanca, y comparando a qué distancia del hueso se une el músculo, podemos
hacernos una buena idea de cómo se habría movido y lo fuerte que habría sido»,
dice Clark.
Las matemáticas corroboraron la hipótesis de que estas
patas habrían sido lo bastante fuertes como para que estas aves del tamaño de
un halcón pudieran coger pequeños mamíferos e incluso crías de dinosaurio.
A partir de los huesos de los tres pies, Clark y su
equipo describieron dos nuevas especies para la ciencia: Avisaurus darwini, en
honor a Charles Darwin, y Magnusavis ekalakaenis, en honor al pueblo de
Ekalaka, Montana, donde se encontró el fósil.
El tercer hueso podría ser también de una nueva
especie pero el estado degradado del fósil hace difícil saberlo con seguridad.
Todas estas aves forman parte de un grupo denominado
avisáuridos que pertenecen a un grupo mayor de aves llamado enantiornitinos,
que se extinguieron con la mayoría de sus congéneres dinosaurios cuando el
asteroide impactó hace 66 millones de años.
«Estos descubrimientos han duplicado el número de
especies de aves conocidas de la Formación Hell Creek y serán fundamentales
para ayudarnos a entender mejor por qué solo algunas aves sobrevivieron a la
extinción masiva que acabó con el T. rex y los avisáuridos descritos aquí»,
subraya Jingmai O’Connor, conservador asociado de reptiles fósiles del Museo
Field en el Centro de Investigación Integrativa Negaunee, y coautor del
artículo. EFE
Comentarios
Publicar un comentario