El riesgo invisible de los satélites: otro Starlink cae a la Tierra y alerta sobre el daño ambiental
Un satélite
Starlink de SpaceX, identificado como Starlink-4682, se desintegró en la
atmósfera terrestre el pasado 9 de noviembre, generando una brillante bola de
fuego visible en varios estados de Estados Unidos, incluyendo Colorado, Kansas,
Texas y Oklahoma. Aunque estos satélites están diseñados para reingresar de
manera controlada, expertos advierten sobre el peligro a largo plazo de estas
reentradas frecuentes.
Un espectáculo
inquietante en el cielo
Según el
astrónomo Jonathan McDowell, el satélite siguió una trayectoria visible sobre
Idaho y Wyoming antes de desintegrarse por completo. Este evento, aunque
visualmente impresionante, destaca un problema emergente: el creciente número
de reentradas de satélites en la atmósfera y sus efectos aún poco comprendidos.
¿Un peligro para
la atmósfera?
Científicos
advierten que al quemarse en la atmósfera, los satélites liberan óxido de
aluminio, un compuesto químico que podría dañar la capa de ozono y alterar la
capacidad de la Tierra para reflejar la luz solar. Minkwan Kim, profesor de
astronáutica en la Universidad de Southampton, señala que estos efectos
acumulativos podrían tener un impacto global significativo en la próxima década
si no se regula su proliferación.
Con la mitad de
los satélites en órbita pertenecientes a Starlink y planes para desplegar miles
más, la comunidad científica insta a una evaluación exhaustiva de los riesgos
ambientales que representan estas tecnologías en rápida expansión.
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