Los microplásticos llegan al fin del mundo
Por primera vez, se detecta la presencia de estos materiales en una de las regiones más remotas del planeta
Científicos
del British Antarctic Survey (BAS) han detectado por
primera vez microplásticos en la nieve de zonas remotas de la Antártida, un descubrimiento que confirma que ningún lugar de la Tierra está a salvo de la contaminación
plástica. Hasta ahora, se pensaba que este continente,
protegido por estrictas regulaciones ambientales, estaba libre de estos
residuos creados por el ser humano.
El estudio, publicado en Daily Mail,
revela que estas partículas microscópicas fueron halladas en campamentos
científicos instalados en el interior del
continente antártico, lejos de las costas y de la influencia
directa de las corrientes oceánicas.
No
llegaron por mar, sino por el propio ser humano
Lo más llamativo del hallazgo es
que la fuente de contaminación no parece
provenir del océano, sino de fuentes locales. Según la Dra. Clara Manno, ecologista oceánica del BAS, los
microplásticos podrían proceder de la ropa de
los investigadores, de las cuerdas utilizadas para marcar rutas seguras o incluso
de equipos transportados hasta la región.
“A pesar de las estrictas
regulaciones sobre los materiales que ingresan a la Antártida, nuestros
hallazgos revelan contaminación por microplásticos incluso en áreas remotas y
altamente controladas. Esto pone de relieve la naturaleza generalizada de la
contaminación plástica y demuestra que ningún lugar de la Tierra está realmente
intacto”, señaló la Dra. Kirstie
Jones-Williams, coautora del estudio.
Un
problema global sin solución a la vista
El impacto de los microplásticos ya ha sido documentado en los océanos, los suelos y hasta en el aire que respiramos.
Se han encontrado en el organismo de peces, mamíferos marinos y, más
recientemente, en la sangre y los pulmones de los seres humanos.
Ahora, la presencia de estas
partículas en la Antártida sugiere que su dispersión
es inevitable, incluso en lugares protegidos con estrictas
regulaciones. Este descubrimiento reabre el debate sobre si las medidas de protección ambiental son suficientes o si el
impacto del plástico ha alcanzado un punto de no retorno.
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