Elon Musk asegura que morirá en Marte

El empresario insiste en que no abandonará su país, salvo para formar parte de la conquista marciana, que considera un futuro inevitable liderado por Estados Unidos

Elon Musk ha vuelto a acaparar titulares tras unas polémicas declaraciones realizadas durante un evento en Wisconsin, donde aseguró que no tiene intención de abandonar Estados Unidos, salvo que sea para colonizar Marte. El empresario, CEO de SpaceX, Tesla y otras compañías tecnológicas, afirmó tajantemente que su vida y su destino están ligados a su país de origen: “Moriré en Estados Unidos, no me iré a ninguna parte. Quizás vaya a Marte, pero eso formará parte de Estados Unidos; si el barco de América se hunde, nos hundimos todos con él”.

Musk vincula el futuro marciano a Estados Unidos

Pese al tono grandilocuente de sus declaraciones, Musk añadió que está trabajando activamente para que ese "barco" no se hunda. Con ello se refirió a los desafíos políticos, económicos y sociales que enfrenta Estados Unidos, incluso cuando su rol en algunas decisiones empresariales ha sido cuestionado por inversores que le piden que dé un paso atrás en Tesla.

Más allá del simbolismo, la declaración de que Marte podría formar parte de Estados Unidos ha reabierto un debate legal e internacional. Musk sostiene que la conquista espacial será liderada por su país, pese a que el Tratado sobre el espacio exterior de 1967, firmado por 115 naciones, establece que ningún territorio fuera de la Tierra puede ser apropiado por un país: “El espacio ultraterrestre, incluida la Luna y otros cuerpos celestes, no está sujeto a apropiaciones nacionales por reivindicación de soberanía, mediante uso u ocupación ni ningún otro medio”.

¿Una laguna legal para las empresas privadas?

Musk podría estar apoyándose en el hecho de que el tratado mencionado no contempla a las empresas privadas como SpaceX, dado que fue redactado hace más de seis décadas, en plena carrera espacial entre potencias estatales. Así, si SpaceX llegara primero a Marte, existe una grieta legal que podría permitir a Estados Unidos considerar el planeta como territorio propio, algo que sin duda generaría un intenso debate global.

Sin embargo, hay un punto contradictorio en todo este discurso: los términos de servicio de Starlink, la red de satélites de comunicaciones desarrollada por SpaceX, dejan claro que las actividades en Marte no estarán sujetas a ningún gobierno. “Para los servicios prestados en Marte, o en tránsito hacia Marte a través de Starship u otra nave espacial, las partes reconocen que Marte es un planeta libre y que ningún gobierno tiene autoridad ni soberanía sobre las actividades marcianas”, reza su política oficial.

Entre la ambición espacial y los límites legales

Las palabras de Musk podrían quedar en meras declaraciones grandilocuentes o marcar el preludio de una nueva era geopolítica fuera del planeta Tierra. Lo cierto es que, tanto sus proyectos como su retórica, siguen generando debate sobre los límites de la soberanía, la ética de la exploración espacial y el papel de las empresas privadas en la futura colonización del cosmos.

 

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