Alquimia moderna: el acelerador de partículas convierte plomo en oro

El experimento ALICE del Gran Colisionador de Hadrones logra una hazaña simbólica de la alquimia medieval gracias a colisiones de altísima energía

Convertir plomo en oro, la quimera de los alquimistas durante siglos, ha dejado de ser una utopía esotérica para convertirse en un fenómeno físico real, aunque efímero. El CERN ha confirmado que el experimento ALICE, dentro del Gran Colisionador de Hadrones (LHC), ha logrado registrar la transmutación de núcleos de plomo en núcleos de oro durante colisiones de altísima energía.

Del sueño alquímico a la física moderna

Desde la Edad Media, la crisopeya —la transmutación del plomo en oro— fue una obsesión mística. Hoy, ese sueño encuentra un eco moderno en la física nuclear. Los científicos del CERN han observado cómo los intensos campos electromagnéticos generados en colisiones casi frontales entre núcleos de plomo permiten interacciones fotón-fotón y fotón-núcleo, capaces de inducir la formación transitoria de núcleos de oro.

Los núcleos dorados, sin embargo, solo sobreviven una fracción de segundo: inmediatamente se desintegran en protones, neutrones y otras partículas tras impactar con el tubo del haz o los colimadores del acelerador.

Nuevas ventanas al origen del universo

Estas colisiones no solo reproducen condiciones extremas similares a las del universo primitivo, sino que generan un plasma de quarks y gluones, el estado más elemental de la materia, que se cree dominó el cosmos una millonésima de segundo después del Big Bang.

“Esta transmutación, aunque fugaz, representa un avance científico de enorme valor simbólico y técnico”, señaló el CERN en su comunicado. Además de demostrar que el plomo puede convertirse en oro artificialmente bajo ciertas condiciones, el hallazgo abre nuevas vías para comprender cómo se formaron los elementos pesados en el universo.

Una hazaña sin aplicaciones económicas

Pese a la espectacularidad del logro, los científicos insisten en que esta conversión no tiene aplicaciones prácticas o comerciales: el oro generado apenas dura una milésima de segundo y requiere una infraestructura colosal. Pero a nivel experimental, este proceso ofrece información clave sobre las reacciones nucleares y la física de partículas.

ALICE (A Large Ion Collider Experiment) continúa siendo uno de los experimentos insignia del CERN, y sus resultados posicionan una vez más a Europa en la vanguardia de la física fundamental.

 

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