La NASA repara a 25.000 millones de kilómetros la Voyager 1 y vuelve a ponerla en marcha
Los ingenieros reactivan con éxito un propulsor inactivo desde 2004 en la sonda más alejada jamás construida por el ser humano
Los ingenieros de la
NASA han conseguido una hazaña que roza lo imposible: reparar a 25.000 millones
de kilómetros de la Tierra uno de los propulsores de la nave Voyager 1,
que llevaba inactivo desde el año 2004. Esta extraordinaria operación ha
devuelto la funcionalidad a un componente clave de la nave más distante jamás
construida por el ser humano, según ha informado el sitio especializado IFLScience
este jueves 16 de mayo.
Los propulsores, cuya
función es mantener orientada la antena de comunicaciones hacia la Tierra,
fallaron hace más de dos décadas por un problema en sus calentadores. Desde
entonces, Voyager 1 había funcionado con motores de respaldo. La
reciente intervención permitió reactivar los propulsores originales, lo que
mejora notablemente la operatividad de la nave en su exploración del espacio
interestelar.
Una ventana abierta al
universo profundo
Lanzadas en 1977, las
sondas Voyager 1 y Voyager 2 siguen enviando datos valiosísimos
desde el espacio profundo. Actualmente, Voyager 1 se encuentra a unos
25.000 millones de kilómetros de nuestro planeta, mientras que su gemela, Voyager
2, está a más de 21.000 millones. Ambas viajan a unos 56.000 kilómetros por
hora y son las únicas sondas activas que han cruzado el límite del Sistema
Solar.
La reparación del
sistema de propulsión se llevó a cabo justo antes de que la NASA desactivara
temporalmente la antena principal de comunicación, la DSS-43, para tareas de
actualización. Esta antena, situada en Canberra (Australia), es la única del
mundo con la potencia suficiente para enviar comandos a las Voyager.
Aunque la Red de Espacio Profundo cuenta con otras estaciones en California y
Madrid, solo la DSS-43 puede mantener este enlace crítico.
Preparando el futuro
de la exploración
La directora del
proyecto Voyager, Suzanne Dodd, ha explicado que estas mejoras no solo
aseguran la continuidad del programa, sino que también sientan las bases para
futuras misiones tripuladas a la Luna y Marte. “Estas actualizaciones aumentan
la capacidad de comunicación para nuestras misiones científicas en el espacio
profundo, algunas de las cuales se basan en los descubrimientos de Voyager”,
subrayó.
Mientras tanto, el
calendario de mantenimiento de la DSS-43 se extenderá hasta febrero de 2026,
aunque se prevé que haya breves periodos de conexión en agosto y diciembre de
este año.
La reparación de la Voyager
1 demuestra que incluso en los confines del universo, a miles de millones
de kilómetros de casa, la ingeniería humana puede seguir sorprendiendo. Un
éxito técnico que no solo prolonga la vida de una misión histórica, sino que
confirma la determinación de seguir explorando lo desconocido.
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