El James Webb detecta gigantescas esferas alrededor de agujeros negros
Científicos identifican misteriosos “puntos rojos” en el cosmos que podrían ser un nuevo tipo de estrella alimentada por agujeros negros supermasivos en formación
El telescopio espacial James Webb (JWST), en funcionamiento desde 2022, ha
revelado un enigma cósmico que podría transformar la comprensión sobre el
origen de los agujeros negros y la evolución temprana del universo.
Investigadores han detectado en el cosmos profundo unos enigmáticos “pequeños
puntos rojos” que, lejos de ser galaxias jóvenes como se pensaba al inicio,
podrían tratarse de enormes esferas de gas con propiedades semejantes a las
de estrellas, cuya energía proviene de la acreción de material en agujeros
negros supermasivos en gestación.
El hallazgo ha sido publicado en la revista Astronomy & Astrophysics
y abre la puerta a una nueva categoría de objetos astronómicos jamás observada
hasta ahora.
Estrellas que no lo
son
La caracterización atmosférica conseguida gracias al JWST indica que estas
esferas poseen atmósferas densas y frías, imposibles de explicar como
cúmulos estelares convencionales. Joel Leja, astrofísico de la Universidad
Estatal de Pensilvania, las describe como “estrellas gigantes y frías, con
atmósferas tan densas que desafían los modelos tradicionales de formación
estelar”.
Por su parte, la investigadora Bingjie Wang apunta que, de confirmarse esta
hipótesis, estaríamos ante procesos evolutivos nunca vistos, capaces de cambiar
la historia que conocemos sobre la gestación de estrellas y agujeros negros.
La primera infancia de
los agujeros negros
La importancia del descubrimiento radica en que sería la primera vez que
se observan agujeros negros supermasivos en una etapa inicial de su desarrollo,
rodeados de envolturas gaseosas que brillan gracias a la compresión
gravitacional. El JWST, al operar en el espectro infrarrojo, ha logrado
penetrar más profundamente en el universo que su predecesor, el Hubble,
ofreciendo acceso a fenómenos ocurridos apenas unos cientos de millones de años
después del Big Bang.
Esta capacidad abre una ventana inédita para comprender cómo aparecieron
los primeros agujeros negros y qué papel tuvieron en la arquitectura primitiva
del cosmos.
Hipótesis sólida, pero
provisional
Los autores del estudio advierten que este descubrimiento debe considerarse
como una hipótesis robusta, aunque aún provisional. Será necesario
contrastar los datos con nuevas observaciones y compararlos con fenómenos
conocidos como cuásares o galaxias activas. Solo así se podrá definir si
realmente se trata de un nuevo tipo de objeto astronómico.
Lo cierto es que la investigación demuestra cómo el James Webb no solo
amplía la frontera tecnológica de la observación astronómica, sino que replantea
los paradigmas sobre la física y la evolución del universo temprano,
incentivando un debate científico de gran calado.
Un paso más allá del
Hubble
Mientras el telescopio Hubble se centra en el espectro visible y ultravioleta,
el JWST, gracias a su potencia infrarroja, permite detectar objetos
extremadamente antiguos y distantes. Así ha conseguido revelar los “puntos
rojos” que habrían pasado inadvertidos en el pasado y que hoy podrían
representar la primera evidencia de un fenómeno cósmico sin precedentes.
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