Descubren al primer animal con simetría bilateral


El animal, que ha recibido el nombre de "Ikaria wariootia", medía entre 2 y 7 milímetros de largo y entre 1 y 2,5 milímetros de ancho
Hoy consideramos un rasgo inherente a todo animal el tener un cuerpo con un extremo delantero y otro trasero, dos lados simétricos y aberturas en dos extremos conectadas por un conducto. Pero no siempre fue común este tipo de cuerpo, conocido como “cuerpo con simetría bilateral”. 

En el pasado remoto, los animales tenían cuerpos que no cumplían esos criterios. Una investigación reciente ha permitido descubrir a un animal, extinto, que, hasta donde se sabe, fue el primero en tener un cuerpo con simetría bilateral.
Los organismos pluricelulares más antiguos tenían formas variables. Conocido colectivamente como la Biota Ediacarana, este grupo contiene los fósiles más antiguos de organismos pluricelulares complejos. Sin embargo, la mayoría de ellos no están directamente relacionados con los animales de hoy en día, incluyendo el extinto género Dickinsonia, cuyos seres carecen de las características anatómicas básicas de la mayoría de los animales, como la boca o el intestino.
El desarrollo de la simetría bilateral fue un paso crítico en la evolución de la vida animal, dando a los organismos una buena capacidad de movimiento y un modo eficiente de organizar su cuerpo. La anatomía de infinidad de animales, desde gusanos hasta humanos, se organiza alrededor de este mismo esquema corporal bilateral básico.
En investigaciones previas tendentes a inferir la fase evolutiva más temprana de los animales con simetría bilateral, se predijo que el primero de estos, de quienes descienden todos los demás, debió ser simple y pequeño, con órganos sensoriales rudimentarios. Se pensaba que era difícil, si no imposible, que se hubieran conservado hasta hoy los restos fosilizados de algún ejemplar de tal animal y que se pudiera identificarlos.
En los últimos 15 años, hubo un gran consenso científico en que las “madrigueras” fosilizadas encontradas en los depósitos de 555 millones de años de antigüedad situados en Nilpena (Australia meridional) fueron hechas por animales con simetría bilateral más antiguos que cualquier otro de los conocidos. Pero no había ningún vestigio de la criatura que hizo las madrigueras, dejando a los científicos con nada más que especulaciones.
El equipo de Scott Evans y Mary Droser, ambos de la Universidad de California en Riverside (Estados Unidos), se percató de la existencia de impresiones minúsculas y ovaladas cerca de algunas de estas madrigueras. Utilizaron un escáner láser tridimensional que reveló reiteradamente una forma regular, propia de un cuerpo cilíndrico con dos extremos claramente distintos (uno definible como una cabeza y el otro definible como una cola) y provisto de musculatura. El animal, que ha recibido el nombre de "Ikaria wariootia", medía entre 2 y 7 milímetros de largo y entre 1 y 2,5 milímetros de ancho, un tamaño que concuerda con el necesario para excavar esas madrigueras.
A pesar de su forma relativamente simple, Ikaria era complejo en comparación con otros fósiles de este período. Cavó en finas capas de arena bien oxigenada en el fondo del océano en busca de materia orgánica, lo que indica capacidades sensoriales, aunque rudimentarias. La diferencia entre el extremo delantero y el extremo trasero sugiere que la locomoción de esta criatura le permitía avanzar hacia “delante” de una manera controlable y en la dirección deseada, lo que concuerda con las huellas presentes en las madrigueras.
Las madrigueras también conservan crestas transversales en forma de "V", lo que sugiere que el Ikaria se movía contrayendo los músculos de su cuerpo como un gusano. La evidencia del desplazamiento de los sedimentos en las madrigueras y las señales de que el organismo se alimentaba de materia orgánica enterrada revelan que el Ikaria probablemente tenía boca, ano e intestino.

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