La técnica 3D permite identificar nuevas especies de bagres fósiles


A pesar de la abundancia, en buen estado, de fragmentos fósiles de bagre Ariidae del Período Neógeno (desde hace 23 millones a 2.6 millones de años) en las Américas, la mayoría permanece sin identificar en las colecciones de museos. Es decir, los paleontólogos los han podido ubicar dentro de la familia Ariidae, pero no han logrado determinar la especie exacta.

Dada la necesidad de identificaciones más precisas de especies, los científicos del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (STRI) y otras instituciones emplearon tecnologías modernas para analizar estos fósiles y clasificarlos.
Las especies de peces óseos, como el bagre, tienen otolitos o huesos del oído interno. En ausencia de otras estructuras fósiles, los investigadores pueden emplear estas estructuras de carbonato de calcio para identificar especies. Sin embargo, las técnicas paleontológicas tradicionales, utilizadas para esto, a veces se quedan cortas.
Con la ayuda de una tecnología llamada micro-CT, el equipo de investigación produjo una serie de imágenes en 3D a partir de fragmentos fósiles de bagre, incluyendo cráneos y otolitos que se encontraban en colecciones de museo, así como en yacimientos en Venezuela. Esto les permitió reconocer ciertos patrones anatómicos y estructuras internas y generar clasificaciones taxonómicas específicas.
"Los otolitos son como las huellas digitales en los humanos, por lo que todas las familias de peces pueden ser identificadas por sus otolitos, que son extremadamente abundantes en el registro fósil", comentó el coautor Félix Rodríguez, paleontólogo de STRI y asistente de coordinación científica. “Por otro lado, el estudio de la anatomía comparada, utilizando los cráneos de Ariidae y contrastando con los fósiles en diferentes museos, permitió reconstruir el material analizado. Sin duda, este tipo de investigaciones solo son posibles a través de colaboraciones multidisciplinarias e interinstitucionales".
Los científicos no solo identificaron las especies de bagre Ariidae recolectadas de formaciones venezolanas y reclasificaron colecciones de museos, sino que también describieron algunas especies nuevas y reconstruyeron la secuencia cronológica (en millones de años) de la familia Ariidae que habitó el antiguo sistema de estuarios en el mar proto-caribeño del sur (antes de la aparición del istmo de Panamá).
Las descripciones de las especies, así como las reconstrucciones en 3D, fotos digitales, esqueletos y otras herramientas utilizadas para producirlas, se publicaron recientemente en el Journal of South American Earth Sciences.
"Micro-CT se ha utilizado durante algunos años en la paleontología con muy buenos resultados", comentó Rodríguez. "Lo demostramos en este estudio, al describir dos nuevas especies de bagre fósil (Ariopsis castilloensi y Bagres ornatus), determinando por primera vez la morfología interna de cuatro cráneos de bagre fósil y reportando el primer registro fósil de Bagre marinus en Venezuela".
Para el equipo, este trabajo resalta la importancia de conservar los restos fósiles que se encuentran en buen estado para fines taxonómicos, así como el valor de las alianzas multidisciplinarias y la incorporación de nuevas herramientas y técnicas para mejorar nuestra comprensión de la paleodiversidad, el paleoambiente y la paleogeografía de los distintos períodos geológicos.
"El uso de representaciones digitales tridimensionales de huesos de cráneo existentes y fósiles, además de reconstrucciones de otolitos para la identificación de bagres fósil, brinda una buena base para el reconocimiento de otros especímenes de museo que aún esperan una identificación precisa", comentó Orangel Aguilera, profesor titular en el Departamento de Biología Marina de la Universidad Federal Fluminense en Brasil y autor principal del estudio.
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