Christie’s subastará un esqueleto completo de Tyrannosaurus Rex
Christie’s subastará uno de los esqueletos de Tyrannosaurus rex más grandes, completos y estudiados de cuantos se han descubierto. El imponente dinosaurio, apodado Stan en honor al paleontólogo que descubrió sus primeros huesos, tiene 67 millones de años de antigüedad.
El esqueleto procede del
instituto Black Hills de Dakota del Sur, donde este T. Rex ha estado expuesto y
ha sido estudiado durante las dos últimas décadas, y ha inspirado docenas de
artículos académicos y estudios en el campo de la paleontología. Después de un
meticuloso ensamblaje, Stan puede verse desde hoy en la sede de Christie’s en
el Rockefeller Center de Nueva York y se ofrecerá como pieza destacada de la
subasta del próximo 6 de octubre, con un precio estimado de entre 6 y 8
millones de dólares (entre 5 y 6,75 millones de euros, aproximadamente).
“Nunca olvidaré el
momento en que me encontré cara a cara con él por primera vez tras su
ensamblaje en Colorado. Parecía incluso más grande y más feroz de lo que había
imaginado, un espécimen que confirma la posición del T. rex como el rey de los
dinosaurios”, afirma James Hyslop, jefe del departamento de historia natural de
Christie’s.
La estampa será curiosa
para los paseantes de Manhattan que caminen por la calle 49 entre la 5.ª y la
6.ª avenidas. Desde hoy y hasta el 21 de octubre, Stan será visible desde la
acera las 24 horas del día a través de los altos escaparates de Christie’s.
Para garantizar la distancia social como medida preventiva ante la Covid-19,
las visitas al interior de la galería se limitarán mediante un sistema de reserva
de entradas.
El esqueleto de este
tiranosaurio mide 4 metros de alto y 12 de largo con la cola estirada, y consta
de 188 huesos originales. Su esqueleto es uno de los más completos y también lo
es su calavera, que podía albergar 58 dientes, el mayor de los cuales tiene 28
centímetros de longitud. En vida, pesaría entre 7 y 8 toneladas —como dos
elefantes africanos contemporáneos— y sus ojos tendrían el tamaño de pelotas de
béisbol. En 2005 se hizo una réplica de su cabeza y se testó la fuerza de su mordida:
cuatro toneladas por pulgada cuadrada, suficiente para aplastar un coche.
Los primeros huesos de
Stan los descubrió en 1987 el paleontólogo amateur Stan Sacrison en unas
tierras de propiedad privada en Hell Creek Formation, parte de un área
geológica conocida como Cretaceous Badlands (tierras baldías del Cretácico) y
que abarca grandes zonas de Dakota del Norte y del Sur, Wyoming y Montana.
Durante la búsqueda, Sacrison descubrió en la tierra unos huesos de cadera de
dinosaurio parcialmente expuestos. Al principio se pensó que eran huesos de
Triceratops, una especie que se encontraba con mucha más frecuencia, y no se
desenterraron. Cinco años después, paleontólogos del instituto Black Hills para
la investigación geológica volvió al lugar y determinaron que eran huesos de T.
rex., así que se procedió a la minuciosa excavación de los fósiles, que llevó
30.000 horas de trabajo manual y revelaron un esqueleto casi completo y en un
excelente estado de conservación.
Durante la excavación de
este espécimen se confirmó su capacidad depredadora: en el contenido de su
estómago había una vértebra de edmontosaurio y una tibia de triceratops, ambas
con marcas de dentelladas, lo cual demuestra que los tiranosaurios eran capaces
de devorar dinosaurios herbívoros de enormes dimensiones y con buenas defensas.
El análisis de sus
huesos permitió descubrir que, durante su vida, este espécimen de tiranosaurio
sufrió una fractura de cuello y logró sobrevivir. En el proceso de curación,
dos de sus vértebras se fusionaron, mientras que otra quedó inmovilizada por un
crecimiento óseo adicional. Además una de sus costillas muestra una herida
punzante que podría haber sido infligida por otro T. rex.
Después de una gira por
Japón entre 1995 y 1996, el esqueleto se volvió a instalar en el museo del
instituto Black Hills para su exhibición al público, donde ha permanecido
durante las dos últimas décadas. A lo largo de este tiempo, docenas de museos
de ciencia e historia natural de América, Europa y Asia han realizado moldes
del esqueleto para construir réplicas.
Desde 1902, fecha en que
se descubrió el primero, más de 50 esqueletos de Tyrannosaurus rex han sido
hallados. La mayoría se encuentran repartidos por el mundo en museos e
instituciones relacionadas con la paleontología.
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