Así era el rostro de Lucy, la “abuela” de la humanidad

 

Desde que en 1974 fue descubierta en Etiopía los huesos de la australopithecus Lucy, considerada la abuela de la humanidad, muchos museos de historia natural de todo el mundo han mostrado diferentes reconstrucciones sobre su aspecto que, sin embargo, carecen de poca evidencia científica. 

Un equipo de investigadores de diversas universidades han mostrado en un reciente estudio las nuevas reconstrucciones de las caras de Lucy y el niño Taung, dos homínidos que vivieron en África hace millones de años.

El estudio, publicado en la revista Frontiers in Ecology and Evolution, expone el proceso para llevar a cabo estas nuevas reconstrucciones empleando moldes de silicona pigmentada e identifica los "importantes problemas metodológicos relacionados con la forma en que se han realizado la mayoría de las reconstrucciones en el pasado", indican los autores en su blog.

Según los investigadores, muchas reconstrucciones "no han sido cuestionadas por la comunidad científica y son exhibidas en museos con muy poca evidencia empírica que los respalde", sostienen.

Ryan M. Campbell, investigador principal y estudiante de doctorado en el Departamento de Anatomía y Patología de la Universidad de Adelaide en Australia, ha explicado que el origen de la investigación se remonta al observar las distintas representaciones que hacían de Lucy en los museos. "Esperaba encontrar consistencia en esas reconstrucciones expuestas en los museos de historia natural, pero las diferencias, incluso allí, eran tan severas que casi pensé que todos los profesionales anteriores nunca habían encontrado una sola reconstrucción de homínido antes de comenzar la suya propia", ha asegurado.

Según Gabriel Vinas, artista escultórico de la Universidad Estatal de Arizona que ha participado en la investigación, "los métodos para lograr reconstrucciones científicamente justificadas aún no están a nuestro alcance, a pesar de lo que muchos artistas e instituciones anuncian fácilmente", indica.

Otro problema de las reconstrucciones actuales es que son racistas o inexactas, según los investigadores de este nuevo estudio. "Muchas de las reconstrucciones anteriores han estado muy influenciadas por el imaginario colectivo sobre lo que es 'primitivo' y 'salvaje', frente a lo que es 'civilizado y' moderno", explica Rui Diogo, profesor asistente de anatomía en la Universidad Howard de Washington.

Por este motivo, en la nueva reconstrucción de Lucy y el niño Taung, los investigadores trataron de "alejarse de la intuición" y ser científicamente precisos y transparentes en sus métodos.

En el caso del niño Taung, los científicos emplearon técnicas tradicionales de moldeado y yeso para hacer un cráneo duplicado a partir de otro molde del espécimen original. A pesar de que el cráneo estaba bien conservado, los investigadores tuvieron que hacer suposiciones sobre cómo diseñar sus tejidos faciales.

Por este motivo, el equipo creó dos reconstrucciones, una más parecida a un simio y la otra más humana, para mostrar la diferencia entre las dos interpretaciones.

La reconstrucción de Lucy, por su parte, constituyó todo un desafío, apuntan los investigadores. A pesar de ser el antepasado humano más reconstruido, Lucy "es una pobre candidata para el procedimiento de reconstrucción facial porque le faltan la mayoría de los huesos craneales". Pese a ello, su mandíbula inferior está bastante completa, lo que ayudó a los artistas a recrear su rostro.

Para Lucy, el equipo se basó en datos sobre el grosor de la piel de los seres humanos modernos y los introdujo en ecuaciones diseñadas para determinar el grosor de la piel humana en las primeras etapas.

Con estas reconstrucciones, los investigadores tratan de recordar que "presentar información que no se conoce disminuye el valor de lo que se conoce, y puede generar confusión y desalentar un mayor interés en la teoría de la evolución humana", concluyen.

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