Desmantelada una banda que sacrificó a 900 tiburones para vender sus aletas
La Fiscalía General de Venezuela informó que capturó a tres sujetos y emitió orden detención para otros tres, entre ellos dos funcionarios del Estado, por estar implicados en una red delictiva que sacrificó aproximadamente a 900 tiburones para vender de forma ilegal en el extranjero sus aletas.
"Para reunir 860 kilogramos de aleta de tiburón
estas personas debieron sacrificar un aproximado de 900 tiburones de diferentes
tallas (…) un delito internacional como es el tráfico ilegal de peces en
peligro de extinción o en amenaza", indicó el fiscal general, Tarek
William Saab en una rueda de prensa ofrecida en Caracas.
Una resolución que data de junio de 2012, limita en
Venezuela la pesca de tiburones, y prohíbe el aleteo.
El aleteo es una cruel práctica que consiste en
capturar al tiburón, una especie en peligro de extinción y necesaria para la
preservación del ecosistema marino, cortarle las aletas y regresarlo aún vivo
al mar, donde el animal muere desangrado.
Esta actividad, al igual que la captura de erizos,
caballos de mar y otras especies en peligro de extinción busca satisfacer
principalmente el mercado asiático.
Saab informó que el cargamento incautado estaba
valorado en 250.000 dólares, e indicó que se continúan realizando allanamientos
en el estado La Guaira (norte) para la desarticulación completa de esta banda.
Por este caso se emitió privativa de libertad a
Moisés Echarry, Luis Capitillo y José Robaina, y una medida cautelar contra
Gabriel McConlley, por contrabando agravado, asociación para delinquir, pesca
ilícita y forjamiento de documento público, así como contra Francisco Pichardo
y Carlos Romero, gerentes del Instituto Nacional de Pesca y Acuicultura
(Insopesca).
Esta organización fue desmantelada tras la detección
de una carga que llegó a Hong Kong con un lote de caballitos de mar y aletas de
tiburón, bajo un registrado tramitado de forma irregular por la empresa KRM.
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