Tres semanas en el desierto del Néguev simulando la vida en Marte
Seis astronautas pasaron tres semanas aislados en una base marciana recreada en un cráter en medio del desierto del Néguev, en el sur de Israel, donde llevaron a cabo todo tipo de experimentos como parte de un programa para optimizar los preparativos para un eventual viaje a Marte.
En
una nada roja, seca, rocosa y con montañas de fondo, donde el único sonido es
el del viento y el sol golpea con violencia, el ser humano dio hoy un paso más
en su largo camino al planeta rojo.
La
conclusión de la misión AMADEE-20, postergada por la pandemia y en la que
participaron unas 200 personas de más de 25 países, representa el más reciente
experimento del Foro Espacial Austríaco, una de las principales instituciones
dedicadas a anticipar los obstáculos de una futura misión interplanetaria.
"Esto
es un hito, es un primer pequeño paso hacia Marte", explicó a Efe Gernot
Grömer, director del Foro, quien consideró que esta, la decimotercera misión de
este tipo de su institución, fue la "expedición más grande, exhaustiva y
compleja que el ser humano haya visto".
UN CRÁTER DEL
DESIERTO
Sobre
la elección del cráter de Mitzpé Ramón, de 40 kilómetros de largo y 500 metros
de profundidad, Grömer explicó que se trata de "uno de los mejores lugares
para simular Marte en la Tierra", y que si bien presenta características
geológicas similares, tiene obvias diferencias: su aire es respirable para los
humanos y su temperatura y gravedad varían ampliamente respecto a las del
planeta rojo.
A
diferencia de misiones previas, la base en la cual estuvieron aislados los
astronautas estaba completamente sellada, posibilitando trabajar en profundidad
cuestiones psicológicas y de dinámicas de grupo, más allá de experimentos
científicos sobre biología, medicina, geología e ingeniería.
El equipo de seis, integrado por un portugués, un español, una alemana, un holandés, un israelí y un austríaco, únicamente tenía contacto con un equipo en Innsbruck (Austria), una suerte de base terrestre con la que se comunicaban por mensajes de texto, con una demora de 10 minutos, replicando el retardo que se prevé entre Marte y la Tierra.
"Hemos
tenido una misión que combina el aislamiento, y la carga psicológica que eso
implica, con tecnologías muy avanzadas en los EVAs (entorno virtual de
aprendizaje) de paseos espaciales", dice a Efe el español Iñigo
Muñoz-Elorza, segundo al mando de la simulación, tras abandonar el habitáculo
sin un traje espacial por primera vez en tres semanas.
"Nuestro
simulador de traje espacial es uno de los más avanzados para misiones análogas
y también hemos tenido el soporte de varios rovers (vehículos de exploración
espacial) y drones, para volar y poder tener un mapeo progresivo de la zona
alrededor del hábitat donde luego hacer la ciencia", agrega Muñoz-Elorza,
que con esta suma tres misiones simulando la vida en Marte.
AISLAMIENTO Y
EXPERIMENTOS
El
sitio en el que se llevó a cabo la misión fue construido por la empresa israelí
D-Mars en colaboración con la Agencia Espacial Israelí y consistía de dos
habitaciones: una con seis literas, una pequeña cocina y un pequeña sala de
estar y otra, un poco más grande, plagada de computadoras, cables, dispositivos
de comunicación y equipos científicos, donde realizaban sus experimentos y que
incluía hasta una impresora 3D para reponer instrumentos que se pudiesen
romper.
Según
João Lousada, comandante de la misión, el foco estuvo puesto en testar el traje
espacial -de unos 50 kilos y que requiere dos horas para ponérselo-, probar los
procedimientos para la exploración geológica y la detección de organismos
vivos, e indagar en la magnitud de la contaminación que la actividad de los
astronautas pueda generar en el terreno.
"Este
tipo de misiones son importantes porque permiten testear el equipo, los
experimentos y procedimientos que queremos utilizar algún día en Marte, para
encontrar previamente aquí en la Tierra todos los problemas, todo lo que puede
salir mal, antes de enviar nuestras misiones a Marte", detalló a Efe.
Sobre
el envío de la primera expedición exploratoria real al planeta rojo, señaló que
dependerá de la voluntad y la colaboración internacional, pero reconoció que,
en base a la tecnología existente, no debería demorarse más de 20 o 30 años.
EFE
.-
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