La mayor erupción volcánica de los últimos 5.000 años tuvo lugar en Argentina

 

La mayor erupción volcánica ocurrida en los últimos 5.000 años en la Tierra tuvo lugar en el complejo volcánico de Cerro Blanco en los Andes centrales, en Argentina. El análisis de los depósitos de ceniza volcánica presentes en una extensa región del noroeste de dicho país permitió a los investigadores reconstruir la dinámica y el alcance de esta gran erupción.

El Complejo Volcánico de Cerro Blanco, situado en el extremo sur del altiplano andino, entró en erupción hace unos 4.200 años. No fue un episodio eruptivo cualquiera. Fue la erupción más grande ocurrida en los últimos 5.000 años en la Zona Volcánica Central de los Andes.

El volumen de roca eyectado lo sitúa, además, entre una de las erupciones más grandes ocurridas durante el Holoceno (los últimos 11.700 años). Así lo estableció un estudio realizado en 2019 por un equipo de investigación español y argentino. En el trabajo, dirigido por José Luis Fernández Turiel, del Instituto de Ciencias de la Tierra Jaume Almera del CSIC (ICTJA-CSIC), participó personal de varias universidades e instituciones científicas de ambos países.

El Complejo Volcánico de Cerro Blanco, ubicado en la provincia argentina de Catamarca, fue la fuente de unos extensos depósitos de ceniza volcánica, aún reconocibles en una amplia zona del altiplano andino, de los cuales hasta ahora se conocía su existencia, pero no su origen.

“Se pudo confirmar que la erupción ocurrida en Cerro Blanco fue la que generó esos grandes depósitos de ceniza holocenos que cubren una gran área de la Puna y zonas vecinas del noroeste de Argentina”, explicó José Luís Fernández Turiel.

Además, por los restos vegetales presentes en los sedimentos adyacentes a las capas de ceniza estudiadas se pudo determinar mediante carbono 14 que la erupción tuvo lugar hace 4.200 años.

Mediante simulaciones digitales, también se reconstruyó cómo fue el transporte y la caída de la ceniza. La erupción de Cerro Blanco fue de carácter explosivo y su violencia fue tal que las cenizas quedaron esparcidas en un área de unos 500.000 km2, una superficie equivalente a la de España. De hecho, se han encontrado cenizas procedentes de esta erupción a 400 kilómetros de distancia del volcán, cerca de la población de Santiago del Estero.

Asimismo, los flujos piroclásticos que se produjeron rellenaron los valles fluviales colindantes con gruesos depósitos de ignimbritas, llegando a una distancia de unos 35 kilómetros de Cerro Blanco. El vaciado de la cámara magmática ocasionado por esta erupción provocó el colapso posterior del edificio volcánico formando una compleja caldera volcánica.

“El contexto geodinámico de la zona determina que sean unas erupciones muy explosivas. Son erupciones de magma riolítico, con mucha sílice y un muy alto contenido en gases”, explica Francisco José Pérez Torrado, del Instituto de Estudios Ambientales y Recursos Naturales de la Universidad de las Palmas de Gran Canaria (IUNAT-GEOVOL). Según Pérez Torrado, “la erupción no fue anular, siguiendo el borde de la caldera, sino que se concentró en un punto de este borde, fue de carácter explosivo y creó una columna eruptiva muy alta, de casi 32 kilómetros de altura según nuestras simulaciones”.

El volumen de ceniza depositado por esta erupción fue de más de 170 km3, lo que permite a los autores del estudio estimar que la erupción de Cerro Blanco tuvo un Índice de Explosividad Volcánica (VEI) de 7. Un VEI de estas características sitúa a la erupción de Cerro Blanco entre los eventos volcánicos más grandes registrados durante los últimos 10.000 años: es similar a la ocurrida en la isla de Santorini que supuso el fin de la civilización Minoica y con un volumen de magma que dobla a la erupción del volcán Tambora de 1815, un evento al que se atribuye un enfriamiento de las temperaturas globales.

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