El sapo dorado de Costa Rica se extinguió por el calentamiento global
El sapo dorado de Monteverde, en la jungla
costarricense, desapareció hace más de tres décadas, un fenómeno que ahora
aparece citado en los informes la ONU como un ejemplo de las consecuencias del
cambio climático.
Hasta 1989, generaciones de amantes de la naturaleza
y científicos pudieron maravillarse ante el espectáculo anual que ofrecían esos
diminutos batracios, de piel brillante, que surgían de bajo tierra para
aparearse, tras la temporada seca.
Era un espectáculo que apenas duraba unas horas.
"El suelo era muy oscuro y los sapos dorados se perfilaban como
figuritas" recuerda Alan Pounds, ecólogo de la reserva biológica
Monteverde en Costa Rica.
El sapo dorado (Bufo periglenes), clasificado como
anfibio anuro, solo vivía en la jungla de Monteverde.
Un "primo", la rana dorada de Panamá
(Atelopus zeteki), está en peligro crítico de extinción, por culpa de un hongo.
El último informe del panel de expertos climáticos
de la ONU (IPCC) cita expresamente al sapo costarricense como una de las
víctimas del cambio climático.
"Aproximadamente el 99% de su población se
perdió en un año", explicó a la AFP Alan Pounds, cuyos estudios aparecen
citados en el informe del IPCC.
En el caso del batracio de Panamá, los expertos
señalan el efecto mortal del Chytrid Fungus, un "superhongo" que
inicialmente fue detectado en la península coreana.
Alan Pounds insiste en que es el cambio climático,
que exacerbó el fenómeno de El Niño, que periódicamente afecta a América
Latina, el causante de la desaparición del sapo costarricense, que otros
expertos atribuyen al mismo hongo mortal.
"La enfermedad es la bala que mata a las ranas,
pero el cambio climático es el que aprieta el gatillo", aseguró Pounds
cuando presentó sus estudios.
Otro animal endémico de la reserva de Monteverde, la
rana Arlequín, prácticamente también ha desaparecido, aunque algunos
científicos aseguran haber visto algún ejemplar.
Según la Unión Internacional para la Conservación de
la Naturaleza (UICN), el cambio climático es una amenaza para cerca de 12.000
especies, de las cuales 6.000 están en riesgo de extinción.
La comunidad internacional abrió negociaciones
formales para proteger la biodiversidad del planeta este año. El principal
objetivo es proteger al menos el 30% de las tierras y océanos de aquí a 2030.
Pero según los expertos, la amenaza es más profunda
para sitios como Monteverde.
Las precipitaciones lluviosas se han incrementado en
los últimos 50 años en la región, pero la lluvia cae de forma irregular.
En los años 1970, la jungla costarricense sufría 25
días de sequía al año. En la última década esos días se han incrementado hasta
una media de 115.
La humedad que mantenía la jungla empapada y que
facilitaba la supervivencia de los batracios se ha reducido en un 70%.
Pounds explica que a veces los turistas le preguntan
en Monteverde dónde se halla el famoso "bosque lluvioso".
"Les contesto: 'ya están dentro'. A menudo se
parece más a una nube de polvo que a un bosque lluvioso", se lamenta.
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