Prueban que llueven diamantes en Urano y Neptuno
El universo está lleno de sorpresas. Los gigantes
gaseosos del sistema solar eran aún más sorprendentes de lo que se pensaba.
Por lo general, la atención de la comunidad
científica se centra en el gigante Júpiter con innumerables lunas y Saturno con
sus legendarios anillos. Sin embargo, una serie de nuevos estudios realizados
por científicos estadounidenses pueden afectar seriamente esta alineación
establecida desde hace mucho tiempo.
El hecho es que los científicos han probado una
hipótesis de larga data de que el clima en los gigantes de hielo puede ser
simplemente fantástico. Por ejemplo, en Urano y Neptuno a veces llueve...
diamantes.
Un experimento de un grupo de científicos
estadounidenses demostró que la hipótesis de extraños fenómenos atmosféricos en
Neptuno y Urano puede ser correcta.
La hipótesis de la lluvia de diamantes se planteó
hace muchas décadas. Quizás el primero en sugerir que tales condiciones pueden
existir en algunos planetas fue el escritor británico de ciencia ficción Arthur
C. Clarke.
En los años siguientes, la hipótesis adquirió
fórmulas y diversas justificaciones teóricas. Su esencia es que en algunos
planetas, supuestamente, la alta temperatura y la alta presión conducen a la
división de los elementos de hidrocarburos en componentes. En particular, el
carbono se comprime, convirtiéndose en diamantes, que literalmente se hunden en
las profundidades del planeta. Después de todo, los gigantes gaseosos no tienen
una superficie sólida.
Sin embargo, no ha habido confirmación de estos
cálculos teóricos hasta el momento.
Ahora, científicos del laboratorio nacional
estadounidense SLAC han realizado un experimento que habla de la validez de la
hipótesis.
Los científicos utilizaron un láser para realizar
mediciones precisas y descubrieron que el carbono se convierte en diamantes de
cristal.
Los resultados del estudio se publicaron en la
prestigiosa revista Nature
Las atmósferas de Neptuno y Urano están compuestas
predominantemente de hidrógeno y helio con una pequeña cantidad de metano.
Debajo de las capas de la atmósfera hay una capa de
un líquido muy denso y altamente calentado, que rodea el núcleo del planeta.
Esta capa está formada por agua, metano y amoníaco.
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