Webb alcanza el frío casi absoluto para ver las primeras galaxias
El instrumento de infrarrojo medio (MIRI) del flamante
telescopio espacial Webb, que permitirá ver las primeras galaxias tras el Big
Bang, alcanzó temperatura operativa final de -266 grados Celsius.
Junto con los otros tres instrumentos de Webb, MIRI
--un desarrollo conjunto de la NASA y la ESA-- inicialmente se enfrió a la
sombra del parasol del tamaño de una cancha de tenis de Webb, cayendo a unos 90
Kelvin (menos 183 C).
Pero bajar a menos de 7 Kelvin requería un
refrigerador criogénico alimentado eléctricamente. El 7 de abril, el equipo
superó un hito particularmente desafiante, cuando el instrumento pasó de 15
kelvins (menos 258 C) a 6,4 kelvins (menos 267 C), a solo 7 grados del 'cero
absoluto', la mínima temperatura teóricamente posible para la materia.
La baja
temperatura es necesaria porque los cuatro instrumentos de Webb detectan luz
infrarroja, longitudes de onda ligeramente más largas que las que pueden ver los
ojos humanos.
Las galaxias distantes, las estrellas escondidas en
capullos de polvo y los planetas fuera de nuestro sistema solar emiten luz
infrarroja. Pero también lo hacen otros objetos cálidos, incluido el propio
hardware electrónico y óptico de Webb.
Enfriar los detectores de los cuatro instrumentos y
el hardware circundante suprime esas emisiones infrarrojas. MIRI detecta
longitudes de onda infrarrojas más largas que los otros tres instrumentos, lo
que significa que debe estar aún más frío.
Otra razón
por la que los detectores de Webb deben estar fríos es para suprimir algo
llamado corriente oscura o corriente eléctrica creada por la vibración de los
átomos en los propios detectores.
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