La NASA detecta uno de los objetos estelares más rápidos del Universo
Un púlsar joven resplandece a través de la Vía
Láctea a una velocidad de más de un millón y medio de kilómetros por hora. Este
corredor estelar, observado por el Observatorio de rayos X Chandra de la NASA,
es uno de los objetos más rápidos de su tipo que se haya detectado.
Este resultado les aporta información a los
astrónomos sobre el fin de algunas de las estrellas más grandes.
Los púlsares son estrellas de neutrones que giran
rápidamente y se forman cuando algunas estrellas masivas se quedan sin
combustible, colapsan y explotan. Este púlsar atraviesa los restos de la
explosión de la supernova que lo creó, llamada G292.0+1.8, ubicada a unos 20.000
años luz de la Tierra.
“Vimos directamente el movimiento del púlsar en
rayos X, algo que solo pudimos hacer con la aguda visión de Chandra”, dijo Xi
Long del Center for Astrophysics | Harvard & Smithsonian (CfA), quien
dirigió el estudio. “Debido a que está tan distante, tuvimos que medir el
equivalente al ancho de una moneda de veinticinco centavos a unas 24 kilómetros
de distancia para detectar este movimiento”.
Para hacer este descubrimiento, los investigadores
compararon imágenes de G292.0+1.8 tomadas por Chandra en 2006 y 2016. En
función del cambio de posición del púlsar durante el periodo de 10 años,
calcularon que se está moviendo al menos 2 millones de kilómetros por hora
desde el centro del remanente de la supernova a la parte inferior izquierda. Esta
velocidad es aproximadamente un 30% más alta que la estimación previa que se
basó en un método indirecto, midiendo la distancia del púlsar al centro de la
explosión.
La velocidad recién determinada del púlsar indica
que G292.0+1.8 y su púlsar pueden ser significativamente más jóvenes de lo que
pensaban los astrónomos. Xi y su equipo estiman que G292.0+1.8 habría explotado
hace unos 2.000 años visto desde la Tierra, en lugar de hace 3.000 años como se
calculó anteriormente. Varias civilizaciones de todo el mundo pudieron detectar
explosiones de supernovas en ese momento, lo que abrió la posibilidad de que
G292.0+1.8 se observara directamente.
“Solo tenemos un puñado de explosiones de supernova
que también tienen un registro histórico fiable vinculado a ellas”, dijo el
coautor Daniel Patnaude, también de CfA, “así que queríamos verificar si G292.0
+ 1.8 podría sumarse a este grupo.”
Sin embargo, G292.0+1.8 está por debajo del
horizonte para la mayoría de las civilizaciones del hemisferio norte que
podrían haberlo observado, y no hay ejemplares registrados de una supernova que
se haya observado en el hemisferio sur en la dirección de G292.0+1.8.
Además de obtener más información sobre la edad de
G292.0+1.8, el equipo de investigación también examinó cómo la supernova le dio
el gran impulso al púlsar. Hay dos posibilidades principales, ambas
relacionadas con que la supernova no expulsa el material de manera uniforme en
todas las direcciones. Una posibilidad es que los neutrinos producidos en la
explosión sean expulsados asimétricamente, y la otra es que los desechos de la
explosión sean expulsados asimétricamente. Si el material tiene una dirección
principal, el púlsar será impulsado en la dirección opuesta debido, al
principio de la física llamado conservación del momento.
La cantidad de asimetría de neutrinos requerida para
explicar la alta velocidad en este último resultado sería extrema, apoyando la
explicación de que la asimetría en los restos de la explosión le dio al púlsar
su impulso. Esto concuerda con una observación previa de que el púlsar se mueve
en la dirección opuesta a la mayor parte del gas emisor de rayos X.
La energía impartida al púlsar por esta explosión
fue gigantesca. Aunque solo tiene unos 16 kilómetros de diámetro, la masa del
púlsar es 500.000 veces mayor que la de la Tierra, y viaja 20 veces más rápido
que la velocidad de la Tierra en su órbita alrededor del Sol.
“Este púlsar es unas 200 millones de veces más
energético que el movimiento de la Tierra alrededor del Sol”, dijo el coautor
Paul Plucinsky, también de CfA. “Parece haber recibido su poderoso impulso
debido a que la explosión de la supernova fue asimétrica”.
Es probable que la verdadera velocidad a través del
espacio sea superior a 2,2 millones de kilómetros por hora porque la técnica de
imagen solo mide el movimiento de lado a lado, en lugar de a lo largo de
nuestra línea de visión hacia el púlsar. Un estudio independiente de Chandra de
G292.0+1.8 dirigido por Tea Temim, de la Universidad de Princeton, sugiere que
la velocidad a lo largo de la línea de visión es de aproximadamente 1.200.000
kilómetros por hora, lo que da una velocidad total de 2,5 millones de
kilómetros por hora. Un artículo que describe este trabajo fue aceptado
recientemente para su publicación en The Astrophysical Journal.
Los investigadores pudieron medir un cambio tan
pequeño porque combinaron las imágenes de alta resolución de Chandra con una
cuidadosa técnica de verificación de las coordenadas del púlsar y otras fuentes
de rayos X mediante el uso de posiciones precisas del satélite Gaia de la
Agencia Espacial Europea.
El último trabajo de Xi y su equipo sobre G292.0+1.8
se presentó en la reunión número 240 de la American Astronomical Society en
Pasadena, California. Los resultados también se discuten en un documento que ha
sido aceptado en ApJ y está disponible online.
El Marshall Space Flight Center de la NASA
administra el programa Chandra. El Centro de rayos X Chandra del Smithsonian
Astrophysical Observatory controla las operaciones científicas desde Cambridge,
Massachusetts, y las operaciones de vuelo desde Burlington, Massachusetts.
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