Las momias egipcias guardan la clave para reconstruir el clima del Mediterráneo
A lo largo de la historia, el clima de la Tierra ha
sufrido fluctuaciones naturales. Aunque insignificantes en comparación con la
crisis actual, estas fluctuaciones habrían sido suficientes para hacer y
deshacer imperios. Según estudios recientes, habrían contribuido primero al
surgimiento del Imperio Romano y luego a su caída.
Científicos con sede en Basilea y Ginebra se
esfuerzan por reconstruir el clima del antiguo Egipto gobernado por Roma en un
intento por comprender mejor los efectos que tuvo en la historia de una región
o imperio. Su trabajo se publica en International Journal of Wood Culture.
El equipo cuenta con la ayuda de sus tareas por
notables "piedras de Rosetta" en forma de etiquetas de madera
adheridas a las momias de la época romana. Antes de enviar a su ser querido
fallecido al embalsamador, las familias pegaban una etiqueta con el nombre de
la persona fallecida, los nombres de sus padres y, a veces, un breve mensaje
religioso al cuerpo. Las etiquetas eran una forma de identificar a los
difuntos, que ya no serían reconocibles una vez envueltos en sus vendas, y de
evitar que los embalsamadores confundieran los cuerpos.
Las etiquetas de madera brindan más información que
solo la identidad de Pkyris, el difunto hijo de Besis y Senpnouth, o la difunta
tsenpetese, hija de Panahib. También contienen información valiosa sobre el
clima de la época porque, como todos los artefactos de madera, tienen anillos
de crecimiento. Cada anillo marca el paso de un año. Los buenos años se indican
con anillos anchos, ya que el árbol creció más rápido. Los anillos más
estrechos pueden ser evidencia de años de sequía.
Evidentemente, unos pocos trozos de madera no bastan
por sí solos para reconstruir el clima de la época. Sería necesario observar el
mismo patrón en varias docenas de muestras por lo menos. Cuanto mayor sea el
número de superposiciones, más fiables serán las conclusiones. Además, para
recrear las sutilezas de la fluctuación climática, es fundamental comparar los
anillos de crecimiento de varias especies de árboles con diferentes respuestas
a condiciones climáticas como la sequía o el calor extremo.
"Es por eso que las etiquetas de momias son
ideales para nuestros propósitos", explica François Blondel, arqueólogo de
la Universidad de Ginebra. "No solo hay miles de ellos en museos de todo
el mundo, sino que están hechos de muchas especies de árboles diferentes, como
pino, ciprés, cedro y enebro".
En el estudio, el investigador analizó las
secuencias de anillos de más de 300 etiquetas. Luego identificó las
superposiciones, en otras palabras, los casos en los que las secuencias de
anillos coinciden entre sí.
Estas superposiciones proporcionan un esbozo inicial
de cómo solía ser el clima en el Mediterráneo oriental, en el actual Líbano,
las islas griegas o la desembocadura del Nilo, las áreas donde se talaban los
árboles. Hay algunos años buenos aquí y una desafortunada sucesión de sequías
allá, pero las fechas reales aún no están claras, explica François Blondel.
"Todavía no podemos asignar una fecha precisa a los anillos y los eventos
que registran".
Por lo tanto, el siguiente paso en el futuro será
ubicar estos eventos en la historia. Con suerte, los científicos encontrarán un
espécimen datable. Luego, al buscar superposiciones con otras etiquetas de la
misma especie de árbol y región, deberían poder identificar la fecha exacta. Si
no, tendrán que recurrir a la datación por radiocarbono.
Al combinar varias muestras de madera tomadas a lo
largo de los anillos del mismo espécimen, es posible reducir estadísticamente
la incertidumbre de la datación, prácticamente a cero en el mejor de los casos.
Los científicos todavía tienen que encontrar los especímenes correctos y, sobre
todo, obtener el permiso de los museos para realizar análisis de radiocarbono
invasivos.
La búsqueda acaba de comenzar, explica Sabine
Huebner, líder del proyecto SNSF que intenta reconstruir el clima del Egipto
romano. Huebner, profesor de Historia Antigua en la Universidad de Basilea,
coordina el trabajo de historiadores, arqueólogos y climatólogos. "Las
etiquetas de las momias son solo una herramienta indirecta que estamos
utilizando para reconstruir el clima del Egipto romano, el granero del Imperio
Romano, y comprender cómo las fluctuaciones climáticas influyeron en los
cambios en la sociedad, el gobierno y la economía", dice.
Es un ejemplo perfecto de cómo las preguntas
planteadas por la historia antigua pueden tener una importancia apremiante para
el mundo moderno.
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