Los dinosaurios saurópodos sufrían fracturas por estar demasiado tiempo de pie
En las últimas décadas, el acceso a distintas
tecnologías médicas, como las tomografías, están posibilitando a los
paleontólogos realizar nuevas investigaciones sobre la paleobiología de los
dinosaurios con las que poder responder a numerosos interrogantes relacionados
con sus hábitos.
En efecto, el estudio de las paleopatologías de
organismos fósiles permiten conocer la fisiología y también diferentes aspectos
de la vida de especies de otros tiempos. En el caso de estos gigantes
desaparecidos, a través de estas nuevas exploraciones, se pueden intuir algunas
de las interacciones sociales entre individuos de la misma especie, entre
diferentes especies e incluso con el medio en el que vivían.
Recientemente, los investigadores Penélope
Cruzado-Caballero (Universidad de La Laguna, España) y Leonardo Filippi (Museo
Municipal Argentino Urquiza, Neuquén, Argentina), entre otros expertos,
llevaron adelante el estudio de dos vértebras caudales aisladas (vértebras de
la cola) pertenecientes a dinosaurios saurópodos titanosaurios, algunos de
cuyos ejemplares podrían haber alcanzado los 10 metros de largo y las 12
toneladas de peso.
Estas vértebras habían sido encontradas en las
localidades de La Invernada y de Loma de los Jotes, cerca de la ciudad de
Rincón de los Sauces (Neuquén, Argentina). En estos huesos, lo que llamó la atención
de los investigadores fue que presentaban ciertas deformaciones y
engrosamientos que no eran propios de la anatomía habitual de estas vértebras.
Esto les hizo pensar en la posible presencia de algún tipo de patología que
habrían sufrido los dinosaurios a los que pertenecían los restos fósiles.
Para estudiar esas estructuras extrañas que
presentaban las vértebras se les realizó una tomografía computarizada en la
Clínica y Maternidad Eva Perón de Rincón de los Sauces (Neuquén, Argentina).
La microfracturas por estrés en las vértebras de la
cola de los dinosaurios podrían haberse producido por apoyar todo su peso en el
suelo, entre las patas traseras
Tras un análisis de la superficie de los fósiles y
de las imágenes obtenidas con la tomografía, los paleontólogos descubrieron que
una de las vértebras presentaba una patología que era difícil de apreciar a
simple vista. Esta se localizaba entre dos huesos, la parte ventral del cuerpo
de la vértebra y un hueso llamado chevrón que articula con esta. Entre ambos,
se observaba una masa amorfa de hueso que los cubría, la cual fue interpretada
como una espondiloartropatía (un tipo de artritis inflamatoria), que pudo
haberse producido por diferentes causas.
Este tipo de artropatía (enfermedad de la
articulación) no habría causado dolor ni reducción de la movilidad de la cola,
al contrario de lo que debió ocurrir con la segunda vértebra que se estudió. En
este caso, se trataba de una vértebra de la parte media de la cola de otro
dinosaurio, la cual presentaba, en uno de sus laterales, un crecimiento de
hueso que se diferenciaba claramente del resto de la vértebra.
Además, asociado a este crecimiento de hueso se
observaba un orificio que ingresaba dentro del hueso y que tiene la típica
forma de lo que se conoce como cloaca. Este orificio es una estructura que se
produce cuando hay una infección en el hueso que genera pus, que necesita ser
expulsado del mismo. Este tipo de infecciones que afectan a los huesos son
conocidas como osteomielitis.
Debido a su localización y al desarrollo que
presentaba la infección se llegó a la conclusión de que podría haber causado
cierta incomodidad y dolor al dinosaurio, e incluso habría podido llegar a
restringir un cierto grado de la movilidad de la parte posterior de la cola.
La mayoría de los trabajos sobre enfermedades de
huesos en saurópodos se ha realizado en el grupo de los titanosaurios
Junto con el trabajo de 'paleoveterinarios' que
realizaron los paleontólogos se efectuó también un exhaustivo análisis de todo
lo que se ha publicado a nivel mundial sobre las patologías registradas en las
colas de los dinosaurios saurópodos, con el objetivo de ver si había alguna
enfermedad que incidiese más que otra en este grupo de animales.
Como resultado se vio que la mayoría de los trabajos
sobre saurópodos al respecto se había realizado en el grupo de los
titanosaurios (69 % del total) y que, en cuanto a la diversidad de patologías
que afectaban a los saurópodos, destacaban la conocida como DISH (hiperostosis
esquelética difusa idiopática con 36 % de los casos) o la ya nombrada espondiloartropatía
(16 % de los casos).
Como curiosidad, cabe señalar que los científicos
especulan con que estas patologías podrían estar relacionadas con el momento de
la cópula, ya que podrían ser la consecuencia de la reacción del hueso ante
microfracturas por estrés que podrían ser el resultado de una postura vertical
del animal, que habría apoyado todo su peso en el suelo, entre las patas
traseras y la cola.
Finalmente, el equipo concluye que el estudio de los
dinosaurios a través de sus huesos nos permite conocer, entre otras cosas, cómo
eran, el tamaño que tenían, cuáles eran las relaciones de parentesco entre los
diferentes grupos y, ahora, también, esas patologías que los acercan al
presente.
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