Más de un millón de especies están en peligro de extinción. ¿A cuáles salvaremos?
“La historia de la Tierra es una historia de
extinciones. Pero ahora hay una enorme variedad de especies que se están
extinguiendo ante nuestros ojos; es la Sexta Extinción Masiva. Ya hubo cinco
grandes extinciones, por erupciones volcánicas y otros fenómenos naturales,
pero ahora la estamos provocando nosotros”. Esta afirmación tan impactante es
de la científica de la conservación de la Universidad de Cambridge, Lynn Dicks.
Profesora de Ecología y experta en analizar las mejores estrategias para salvar
especies, Dicks es uno de los muchos científicos que trabajan a contrarreloj en
todo el planeta para frenar la pérdida de biodiversidad.
A menudo, esto implica tomar decisiones pragmáticas:
con poco tiempo y escasos fondos disponibles, y tantas especies en peligro, hay
que elegir a cuáles intentar salvar, igual que hacen los médicos de guerra
cuando escogen a qué heridos priorizar en el campo de batalla. Pero, ¿cómo se
toman estas decisiones tan difíciles? Hemos buscado una respuesta a esta
delicada pregunta viajando a Reino Unido, un país que por su historia y
tradición dedica grandes esfuerzos en proteger la naturaleza tanto a nivel
local como internacional. Te contamos todo lo que hemos descubierto durante
nuestro viaje en el segundo capítulo de esta temporada de El Cazador de
Cerebros, que se emite todos los lunes a las 20h en La2 y RTVE Play.
Muchas especies amenazadas son únicas a nivel
evolutivo, en la Tierra no hay nada parecido a ellas, como el increíble Fossa,
un animal parecido a un felino, pero más emparentado con las mangostas, y que
solo vive en Madagascar. O la extraña rana del lago Titicaca, uno de los pocos
anfibios totalmente acuáticos que obtiene oxígeno respirando a través de la
piel. O el Tuatara, un reptil originario de Nueva Zelanda que pertenece a un
linaje más antiguo que los dinosaurios. Perder a estas especies sería como
dejar quemar los libros más únicos y antiguos de una gran biblioteca. Los
zoológicos trabajan a diario con estas especies, intentando criarlas en
cautividad con el objetivo de repoblar su hábitat natural. Según nos dice Mark
Brayshaw, curador de mamíferos en el Zoo de Chester, “la misión de los
zoológicos ha cambiado. Al principio solo exhibían una gran variedad de
especies, pero en las últimas décadas se están dedicando mucho más a la
conservación”.
“Perder a estas especies sería como dejar quemar los
libros más únicos y antiguos de una gran biblioteca.
El zoo de Chester es uno de los más grandes del
Reino Unido, y también uno de los más activos a la hora de proteger la
biodiversidad. Además de criar y estudiar a las especies amenazadas en
cautividad, también recaudan fondos para protegerlas en su hábitat natural.
Brayshaw defiende que los zoológicos hoy en día trabajan de forma conjunta en
todo el mundo para decidir en cuáles especies es mejor invertir esfuerzos.
“Debemos tomar decisiones pragmáticas. ¿Disponemos de los medios necesarios
para la labor de protección? Barajamos todos estos factores a la hora de tomar
decisiones” añade.
Hay especies muy carismáticas, como pingüinos,
leones u osos panda, que nadie dudaría en salvaguardar. Tal como nos cuentan en
el Zoo de Chester, estos animales tan populares se convierten en especies
embajadoras, porque su protección difunde un potente mensaje social sobre la
importancia de conservar la biodiversidad.
Pere Estupinyà con una rana titicaca en el Zoo de
ChesterEl Cazador de Cerebros en el Zoo de ChesterPere Estupinyà en el Zoo de
Chester para El Cazador de Cerebros RTVE
La pérdida de especies no es solamente una tragedia
medio ambiental. También afecta directamente a nuestra economía y bienestar.
Los ecosistemas brindan una enorme cantidad de servicios a la humanidad, desde
el agua limpia hasta las plantas que comemos, por no hablar de las moléculas de
interés farmacológico.
Por lo tanto, aunque sea por razones egoístas,
proteger a las especies que garantizan estos servicios se está convirtiendo en
una prioridad para muchos gobiernos. Algunas de las que más beneficios nos
aportan no son precisamente las más populares: por ejemplo, los insectos
polinizadores son fundamentales para los cultivos, pero sus números están disminuyendo
a un ritmo alarmante. Según la ONU, un tercio de las especies de insectos está
en riesgo de extinción. Para que los políticos sean plenamente conscientes de
la pérdida económica que esto conlleva, hay que darles números concretos. Es
precisamente lo que hace Lynn Dicks en la Universidad de Cambridge. Además de
trabajar con una de las colecciones de insectos más grandes y bonitas del Reino
Unido, hace experimentos en el campo tapando las flores con bolsas de red para
que los insectos no los puedan polinizar y calculando cuánto disminuye la
producción de los cultivos. Según nos cuenta Dicks, “resulta que el valor
económico de insectos como los abejorros es de cientos de miles de millones de
dólares al año”.
Aunque a menudo las veamos tan solo como una parte
del paisaje, las plantas son fundamentales para la vida en la Tierra. Tienen
una diversidad extraordinaria y un inmenso valor económico y ecológico. A pesar
de ello, según se calcula, cuatro de cada diez especies vegetales están en
peligro. Una cifra inquietante.
En Londres, el español Carlos Magdalena lleva muchos
años trabajando en el jardín botánico más grande del mundo, Kew Gardens. Su
misión es salvar a las plantas más amenazadas del planeta, especies raras de las
que, a veces, ¡queda tan solo un ejemplar! Aunque parezca una misión imposible,
Magdalena defiende que “a veces la planta más rara del mundo es la más fácil de
propagar. Cada especie tiene sus características y necesidades. Con
cuatrocientas mil especies de plantas, ¡la cosa se complica un poco!”. Su
talento para reproducir a plantas en peligro le ha valido el apodo de
"mesías de las plantas", ya que ha conseguido semillas de varias
especies, rescatándolas del umbral de la extinción.
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