Captada la primera imagen de una estrella devorando un planeta
Todo en el universo tiene un principio y un final.
Las estrellas, por ejemplo, nacen casi por azar por una acumulación de polvo y
gas, durante miles de millones de años desarrollan todo un ecosistema de
planetas, satélites y asteroides a su alrededor y, eventualmente, en algún
momento agotan su combustible y mueren. ¿Pero qué ocurre con todos esos cuerpos
celestes que rodean a un astro cuando este desaparece? La revista 'Nature'
publica la primera detección directa de una estrella moribunda devorando un
planeta durante la última etapa de su vida: un fenómeno que en unos 5.000
millones de años también ocurrirá en nuestro Sistema Solar.
Un equipo internacional de científicos del
Massachusetts Institute of Technology (MIT), la Universidad de Harvard y la de
Caltech ha logrado captar, casi de casualidad, los últimos días de un astro
moribundo. Se trata de una estrella situada a unos 12.000 años luz de nosotros,
en la constelación de Aquila, en nuestra misma galaxia. En mayo de 2020,
durante una campaña rutinaria de observaciones, los astrónomos observaron un
enigmático estallido en esa región del universo. "Era diferente a
cualquier otra explosión estelar que hubiera visto en mi vida", explica el
astrofísico Kishalay De. Y fue ahí cuando empezó la investigación sobre este
suceso estelar.
Los datos captados mostraban lo siguiente. En la
última etapa de su vida, esta estrella emitía una señal fría y duradera
(síntoma de que, efectivamente, estaba apagándose). De golpe, según constatan
los registros, su brillo se convirtió en 100 veces más potente. Y su tamaño se
expandió drásticamente. "Estas observaciones solo son compatibles con el
proceso de deglución de una estrella", explican los expertos que han
liderado este análisis. "Hasta ahora teníamos indicios de qué ocurría
antes o después de este proceso, pero esta es la primera vez que observamos
algo así en directo", añaden.
Todo apunta a que el planeta devorado era, a grandes
rasgos, como nuestro Júpiter. Es decir, un mundo gigantesco y caliente que
durante miles de millones de años orbitó esta estrella y que acabó siendo
engullido por esta. Los análisis sugieren que este planeta fue siendo atraído
paulatinamente hacia estrella. Una vez alcanzó su atmósfera, el astro empezó a
devorarlo y, finalmente, lo absorbió de todo. Todo este banquete estelar pudo
ser observado gracias al gas liberado durante el proceso (que, para que nos
entendamos, actuó como las migas que quedan tras comer una galleta).
"Hemos atrapado a la estrella en el acto. Esto
es lo que hace que este descubrimiento sea realmente emocionante", explica
Kishalay De. Este mismo proceso también ha sido observado en otros cuerpos
celestes de nuestro cosmos. El telescopio espacial Hubble, por ejemplo, captó
hace poco la imagen de un agujero negro devorando una estrella situada a 250
millones de años luz de nosotros. En este caso, el festín cósmico también fue
observado gracias a las migajas que dejó el agujero negro tras tragarse el
astro.
Según explican los astrónomos, este tipo de
observaciones proporcionan una pista clave para entender qué pasará en nuestro
propio Sistema Solar dentro de varios miles de millones de años. "Estamos
viendo el futuro de la Tierra", argumentan los expertos. "Si alguna
otra civilización nos estuviera observando a unos 10.000 años luz de distancia
mientras el sol engullía la Tierra, verían que el sol brilla repentinamente a
medida que expulsaba algo de material, luego forma una especie de masa de polvo
a su alrededor antes de volver a ser lo que era", añaden. Pues en el
universo, como decíamos al principio, todo tiene un principio y un final.
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