La rana venenosa colombiana alcanza los 900 dólares en el mercado negro y se convierte en símbolo del tráfico de especies en peligro
La policía colombiana incautó en 2021 cerca de 20
mil animales salvajes que iban a ser vendidos en el exterior. Colombia es el
segundo país más biodiverso del mundo y esto lo vuelve un blanco para los
traficantes. Las ranas venenosas hacen parte de los animales más buscados para
los amantes de mascotas exóticas en Estados Unidos o en Europa. Están en
peligro de extinción. ¿Cómo luchar contra ese tráfico ilegal?
A dos horas de Bogotá, en medio de una reserva
forestal, se encuentra el Zoocriadero Tesoros de Colombia. En medio de un
bosque húmedo y bajo una lluvia leve, se encuentra el laboratorio, una pequeña
casa de un solo piso, abierta hacia la naturaleza. En el interior hay
estanterías con muchos cubos de vidrio iluminados de luz blanca y llenos de
hojas, ramas y plantas verdes. Son los terrarios donde guardan las ranas que
reproducen de manera asistida.
“La idea es que las ranas tengan todo lo que tiene
su pequeño territorio en la selva lo tengan dentro del tanque. Menos
predadores, menos parásitos, menos enfermedades que disminuyen su vida y su
longevidad en la naturaleza”, explica Iván Lozano, fundador y gerente de
Tesoros de Colombia.
Es zootecnista y estudió el manejo de especies en
extinción. Su aventura con las ranas empezó a finales de los años 90, en
Bogotá, cuando era el director del Centro de rescate de fauna silvestre. “Un día
nos llamaron y empezaron a llegar seguidos varios cargamentos de ranas
venenosas confiscados en el aeropuerto El Dorado, con destino internacional”,
cuenta.
Fue entonces que, junto a su equipo, se dio cuenta
de la amplitud de este tráfico y decidió crear su empresa. “La idea de tener
una estación de cría con fines de limitar o detener completamente el tráfico
ilegal sonaba absolutamente perfecto”, agrega.
Tardaron ocho años de trámites burocráticos, pero
por fin Iván lo logró y hoy tiene el permiso para criar y exportar legalmente
siete especies de ranas. Entre ellas, la famosa rana venenosa de Lehmann. Sus
franjas de colores recuerdan al uniforme de rayas de los presos, aunque las
suyas son negras y rojas. Es muy carismática.
Una rana venenosa (Oophaga Lehmanni) en un
laboratorio de la Fundación Zoológico de Cali en Cali, Colombia, el 1 de junio
de 2022. La Oophaga lehmanni es una rana venenosa cuya belleza ha hecho que
casi se extinga debido al tráfico ilegal. Por primera vez en Colombia y tras
varios años de investigación y experimentación, una alianza de entidades logró
reproducirla bajo cuidado humano y hoy, en algún lugar del Pacífico colombiano,
fueron liberados los primeros 29 ejemplares con los que se espera iniciar su
repoblación.
Una rana venenosa (Oophaga Lehmanni) en un
laboratorio de la Fundación Zoológico de Cali en Cali, Colombia, el 1 de junio
de 2022. La Oophaga lehmanni es una rana venenosa cuya belleza ha hecho que
casi se extinga debido al tráfico ilegal. Por primera vez en Colombia y tras
varios años de investigación y experimentación, una alianza de entidades logró
reproducirla bajo cuidado humano y hoy, en algún lugar del Pacífico colombiano,
fueron liberados los primeros 29 ejemplares con los que se espera iniciar su
repoblación. AFP - PAOLA MAFLA
‘Son el santo grial de los coleccionistas’
“Es una especie endémica de Colombia y que era
considerada algo así como el santo grial de los coleccionistas de ranas en el
mundo. Entonces la volvimos nuestro símbolo porque queríamos buscar que con
nuestro proyecto pudiera ayudarse a todos los otros esfuerzos de protección de
la especie”, subraya.
La rana Lehmanni es difícil de reproducir. En la naturaleza,
las hembras dejan pocos huevos. Separan los que fueron fertilizados por los
machos y los alimentan todos los días con otros huevos – los no fertilizados- y
así durante dos meses, hasta que los renacuajos se transforman en ranas. En el
laboratorio, es el personal de Tesoros de Colombia que se encarga de esta tarea
“Los huevos que ustedes vieron los ponemos uno a uno
en cada recipiente donde hay un renacuajo”, explica Alejandra Curubo que
supervisa el proceso de reproducción de las ranas, y todos los días recolecta
huevos en los terrarios.Hay que alimentar a cada renacuajo así, huevo por
huevo, durante dos meses.
“El huevo queda dentro del agua y el renacuajito en
el momento que quiera, puede alimentarse. No es tan fácil poder verlos
alimentándose, pero generalmente… ¡mira allí, allí, allí está comiendo. Se lo
comió.! Ay, ¡qué lindo!”, se exclama Alexandra.
En el mercado legal, cada rana Lehmanni cuesta 900
dólares
La cría de la rana Lehmanni es costosa. Tesoros de
Colombia la vende hoy, cada una, a 900 dólares. Pero en 2015, cuando sacaron
las primeras al mercado, valían 1.500 dólares. “Hemos invertido una gran
cantidad de dinero y lo fácil hubiera sido poner unos costos muy elevados en
todas las especies. Pero lo que hemos hecho es que cada tres años hemos bajado
hasta un 30% el valor de las ranas con el objetivo de que no sean
extremadamente costosas y que sea inadecuado o costoso venir a Colombia a
robarse las ranas de la naturaleza”, explica Lozano.
Desde que empezó a exportar en 2012, Iván Lozano ha
vendido cerca de 6.000 ranas. Hoy, afirma que su empresa representa una
competencia eficaz frente a los traficantes y que, gracias a Tesoros, se ha
frenado el tráfico ilegal de ranas en Colombia.
“Nunca se sabe, Yo creo que la pandemia ayudó un poco
a bajar las presiones”, opina por su parte Mileidy Betancourth, bióloga y
doctora de la Universidad de los Andes, en Bogotá. Ella hace el seguimiento de
este tráfico.
“El año pasado hubo una incautación pequeña en Cali,
como de diez ranas. Anteriormente las cifras eran de 200, 300 ranas. Pero puede
ser que estén usando ahora una nueva ruta y no lo sepamos”, asegura
Betanchourth.
En 2018, a la Secretaría de Ambiente fueron
entregadas 216 ranas venenosas exóticas, que fueron encontradas ocultas en
canecas de fotopelícula en un baño del aeropuerto Intenacional El Dorado que
fueron abandonadas por traficantes que pretendían llevarlas a Alemania. El
precio estimado de cada individuo es de 2.000 dólares en el mercado ilegal.
En 2018, a la Secretaría de Ambiente fueron
entregadas 216 ranas venenosas exóticas, que fueron encontradas ocultas en
canecas de fotopelícula en un baño del aeropuerto Intenacional El Dorado que
fueron abandonadas por traficantes que pretendían llevarlas a Alemania. El
precio estimado de cada individuo es de 2.000 dólares en el mercado ilegal. ©
AFP - LUIS JARAMILLOLuis JARAMILLO / AFP / Secretaría Distrital de Ambiente de
Bogotá
Los anfibios son los vertebrados más amenazados por
el cambio climático, a nivel global. Entre los factores de riesgo, está la
destrucción de su hábitat y un hongo que los ataca. El tráfico también es una
presión fuerte, en particular para las ranas tropicales de colores.
“Esta rana está críticamente amenazada,
principalmente por tráfico ilegal. Entonces empezamos a trabajar con esas
poblaciones, a entender un poquito cómo las está afectando el tráfico, su
estado de conservación, también”, explica esta bióloga que lleva diez años
estudiando el tema.
En 40 años, se han vendido ilegalmente 80.000 ranas
Lehmanni
Con su trabajo, se dio cuenta de que la rana
Lehmanni era abundante en su hábitat natural hasta los años 80. Entrevistaron a
varias personas de la región que en el pasado las vendían por unos pocos
dólares. En 40 años, estiman que fueron traficadas más 80.000 de estas ranas.
Un número demasiado alto, para esta especie que se reproduce lentamente.
La mayoría de las ranas se exportan a Europa y
Estados Unidos. “En mi vida real soy director de informática de un distrito
escolar de los suburbios de Chicago, pero mi afición es criar ranas venenosas
con unos amigos. Y lo hago desde hace unos 30 años”, explica por teléfono Chris
Miller.
Tenía diez años cuando recibió su primera rana.
Desde ese momento, se enamoró de las ranas venenosas. “Son animales
excepcionalmente complejos socialmente. Y es simplemente fascinante, ¿verdad?
Tanta vida puede estar en un paquete tan pequeño. Y luego los colores, como el
azul y amarillo y naranja y rojo y negro. No sé, siempre me han fascinado”,
cuenta este coleccionista que confiesa que no siempre las ha obtenido de manera
legal.
“Hace 20 años, pude adquirir la rana Oophaga
Lehmanni. No eran fáciles de conseguir. Pero si sabías a quién preguntar,
podías conseguirlos. Yo era mucho más joven y un poco ingenuo al mismo tiempo y
dispuesto a pasar por alto ciertas cosas. Ciertamente no eran legales, es
descorazonador. Le quita el brillo a la rana, ¿verdad?”, agrega.
Después de esas Lehmanni, Chris no volvió a
conseguir animales traficados. Hoy, tiene más de 1.000 ranas en el criadero que
instaló en el doble garaje de su casa. Y es cliente de Tesoros. Dice que las
ranas de Tesoros son de calidad, pero que son caras, un 20% más que otras ranas
similares, descendientes de ranas traficadas en el pasado. Así que es difícil
afirmar que Tesoros de Colombia le está ganando a los traficantes por el lado
de los precios
“¿Cuánto cuesta un animal producto del tráfico
ilegal versus un animal que proviene legalmente de un zoo criadero?”, se
pregunta Gustavo Trujillo, biólogo que trabaja en la CVC, la autoridad
ambiental del Valle del Cauca, de donde vienen las ranas Lehmanni.
“Como usuario último si tengo la oportunidad de comprar
el de menor precio pues lo voy a hacer, ¿sí? Entonces allí es donde hablamos de
oferta y demanda”, Trujillo nos recibe en el Zoológico de Cali, la capital del
Valle del Cauca. Allí, varias instituciones se han aliado con la CVC para
montar otro criadero de Lehmanni.
Su propósito, sin embargo, no es venderlas sino
devolverlas a su medio natural, con la ayuda de la comunidad local. El año
pasado, por primera vez, hicieron liberaciones. Y es que reintroducir ranas en
su medio también es el "sueño" de Iván Lozano, el fundador de
Tesoros. Pero aún no ha obtenido ese permiso.
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