Siberia roza los 40º y pone en peligro el permafrost
El verano meteorológico ya está en marcha en el
hemisferio norte, pero ha llegado con timidez, al menos, en la península
ibérica. Sin embargo, en las latitudes más septentrionales la preocupación va
en aumento. Junio ha dado un vuelco al mapa y a las previsiones. Si en el sur
del continente llueve y las temperaturas son suaves, al norte viven un verano
digno de la costa española. Aunque, más preocupante son las noticias que llegan
desde Siberia con cifras de 37,9ºC, 36,1ºC y 34,9ºC
Estas son las temperaturas alcanzadas los pasados
días en las estaciones meteorológicas de Siberia y que suponen «datos récord».
Estas anomalías térmicas son ya recurrentes en los últimos años por estas
latitudes. «Es un signo inequívoco del calentamiento global», responden los
científicos. En junio de 2020, la temperatura en la ciudad siberiana de
Verkhoyansk, que se encuentra sobre el Círculo Polar Ártico, se disparó hasta
los 38ºC.
Una ola de calor extremo actual en Siberia está
trayendo nuevas temperaturas récord diariamente. Una temperatura superior a la
media que preocupa a los científicos: «Puede provocar un mayor deshielo del
permafrost».
Esta capa helada alberga más de 20 millones de
kilómetros cuadrados, según la National Snow and Ice Data Center (NSIDC), y su
amplia mayoría se encuentra en el hemisferio norte, ocupando los terrenos de
Siberia, Groenlandia y Alaska. Un terreno congelado durante años y que está
conformado por tierra, rocas y sedimentos amalgamados en un todo por el hielo.
La temperatura en el Ártico ha aumentado 3ºC y el
suelo helado comienza a resquebrajarse. «Esto libera grandes cantidades de
gases de efecto invernadero, como metano y dióxido de carbono, a la atmósfera,
lo que contribuye aún más al efecto invernadero», apuntan los expertos de Artic
Risk Platform, que monitoriza las temperaturas en el casquete polar ártico.
Además, este deshielo puede provocar que microbios,
virus y bacterias se liberen amenazando a la población. «También puede provocar
daños en la infraestructura, lo que hace que los edificios y las carreteras se
derrumben a medida que la tierra cede. Por lo tanto, la pérdida de permafrost
puede alterar significativamente el paisaje y afectar a las comunidades locales
que dependen de la tierra para la agricultura, el transporte y las prácticas
tradicionales».
El permafrost, cuya temperatura óptima oscila entre
los -6 y los -10 grados, ahora tan solo llega a los 2 o 3 grados bajo cero. Es
ya una evidencia, que la velocidad a la que se funde el permafrost se haya
multiplicado por siete en los últimos 30 años. Según el Centro Nacional de
Investigación Atmosférica de Estados Unidos, el permafrost podría reducirse a
la mitad de aquí al año 2050, si el calentamiento continúa al mismo ritmo.
En los últimos años, los incendios forestales se han
convertido en un fenómeno habitual en Rusia. Las condiciones secas y ventosas
de la zona se han convertido en un enemigo más de los equipos forestales para
poner freno al fuego que cada ejercicio afecta a la región.
Hasta el pasado 9 de mayo, los incendios forestales
habían arrasado varios miles de hectáreas de bosques en los Montes Urales,
Sverdlovsk, Kurgan y otras partes de Siberia.
Según la Agencia Forestal Federal de Rusia, 154
incendios forestales en 18 regiones (la mayoría de Siberia y Extremo Oriente)
han arrasado 93.300 hectáreas de terreno en todo el país hasta el 8 de mayo. El
Departamento Hidrometeorológico de Rusia ha pronosticado un mayor riesgo de
incendios forestales debido a las condiciones de calor extremo en varias zonas
del país.
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