Un fósil demuestra que algunos dinosaurios eran depredados por pequeños mamíferos en el Cretácico
Un grupo de investigadores canadienses y chinos ha descubierto los restos fosilizados de una especie de Psittacosaurus en el momento de ser atacado por un mamífero de menor tamaño, hace 125 millones de años. Los autores sugieren que los yacimientos de Lujiatun, en China, podrían aportar más pruebas sobre ecosistemas e interacciones entre especies.
Un mamífero extinto parecido a un tejón que vivió
durante el Cretácico, fue depredador de dinosaurios herbívoros de tamaño
considerablemente más grande. Así lo indica un estudio de científicos
canadienses y chinos, publicado en la revista Scientific Reports.
El equipo ha descrito el hallazgo de un inusual
fósil que muestra el dramático momento en el que un mamífero carnívoro ataca a
un dinosaurio herbívoro de mayor tamaño. Los restos, que datan de hace unos 125
millones de años, se conservan ahora en las colecciones del Museo escolar
Weihai Ziguang Shi Yan, en la provincia china de Shandong.
“Encontramos los restos enredados de un dinosaurio y
un mamífero de menor tamaño en los yacimientos de Lujiatun, en la provincia
china de Liaoning”, comenta a SINC Jordan Mallon, paleobiólogo en el Museo
Canadiense de la Naturaleza y coautor del estudio. “Este fósil revela un
intento de depredación por parte del mamífero, que fue frustrado rápidamente
por un desprendimiento de lodo volcánico hace 125 millones de años”, subraya.
El fósil revela el momento en el que un mamífero
intenta dar caza a un dinosaurio de mayor tamaño cuando son sepultados por lodo
volcánico
El descubrimiento de estos restos pone en entredicho
la creencia de que los dinosaurios apenas se viesen amenazados por sus
contemporáneos mamíferos durante el Cretácico, periodo en el que los primeros
eran los animales dominantes.
Según el científico, en términos generales, “las
interacciones dinosaurio-mamífero durante la Era Mesozoica no eran simplemente
unidireccionales, es decir, los dinosaurios más grandes no se comían
simplemente a los mamíferos más pequeños”.
Los restos del dinosaurio pertenecen a una especie
de Psittacosaurus, del tamaño aproximado de un perro grande. Estos herbívoros
se cuentan entre los primeros dinosaurios con cuernos que se conocen, y
asimismo, se estima que vivieron en Asia durante el Cretácico Superior, hace
entre 125 y 105 millones de años.
El mamífero de la pareja de fósiles se corresponde
con un animal que se parece a un tejón, denominado Repenomamus robustus. Aunque
en comparación con los dinosaurios no es tan grande, se trata de uno de los
mamíferos de mayor tamaño del Cretácico, una época en la que estos animales aún
no dominaban la Tierra.
Tal como se aprecia en el nuevo fósil, “a veces, los
pequeños mamíferos como Repenomamus (con un peso de 3-4 kg) podían suponer una
amenaza para los dinosaurios casi adultos: nuestro ejemplar de Psittacosaurus
solo pesaba unos 10 kg”, según el científico.
Antes de este descubrimiento, los paleontólogos
sabían que esta Repenomamus devoraba dinosaurios, “La coexistencia de estos dos
animales no es una novedad, pero lo que es nuevo para la ciencia es el
comportamiento depredador de este mamífero, como vemos gracias a este asombroso
fósil”, señala el coautor del estudio.
“Lo que más nos sorprendió fue el hecho de que el
mamífero, —más pequeño que su contrincante—, tuviera la osadía de atacar a un
dinosaurio tres veces más grande, según la masa corporal estimada”, explica. No
obstante, “hoy en día los mamíferos que cazan en manada pueden cooperar para
abatir animales mucho mayores que ellos, aunque no tenemos pruebas para
evidenciar que Repenomamus fuera un cazador en manada”, apunta el investigador.
Además, “a veces, incluso los cazadores solitarios pueden derribar grandes
presas, como es el caso de los lobos que cazan renos”, agrega.
Lo que más nos sorprendió fue el hecho de que el
mamífero, —más pequeño—, tuviera la osadía de atacar a un dinosaurio tres veces
más grande
A la pregunta de si esta evidencia podría deberse a
un momento de caza puntual o bien a un hábito común entre este tipo de
mamíferos, Mallon considera que estos no cazaban grandes dinosaurios con
regularidad, en todo caso, presas más pequeñas que ellos (incluso crías de
Psittacosaurus). Sin embargo, “sí puede ser que cazasen animales más grandes en
una situación de hambre o desesperación”, sostiene el investigador.
Los autores descartan la posibilidad de que el
mamífero fosilizado objeto del estudio estuviera simplemente husmeando la
carroña de un dinosaurio muerto. Según explican, los huesos del dinosaurio no
tienen marcas de dientes, lo cual sugiere que no estaba siendo comido por un
carroñero, sino más bien depredado. Tampoco es probable que los dos animales se
hubieran enredado tanto si el dinosaurio hubiera muerto antes de que el
mamífero se le echara encima. Además, la posición de uno sobre el otro indica
quién era el agresor.
En el mundo moderno se conocen analogías de animales
más pequeños que atacan a presas más grandes. En este sentido, como sostienen
los investigadores, se sabe que algunos lobos solitarios cazan animales más
grandes, como caribúes u ovejas domésticas. Por otro lado, en la sabana
africana, perros salvajes, chacales y hienas atacan a presas aún vivas, que se
desploman, a menudo en estado de shock.
Precisamente, “este parece ser el caso que se
representa en el fósil, en el que el Repenomamus se comió al Psittacosaurus
cuando aún estaba vivo, antes de que ambos tuvieran el rocambolesco desenlace”,
como señala Mallon.
El enigmático fósil, que fue recogido en la
provincia china de Liaoning en 2012, se encontró en buen estado de conservación
puesto que ambos esqueletos están casi al completo. Su integridad se debe a que
proceden de una zona conocida como los yacimientos fósiles de Lujiatun, que han
sido apodados "la Pompeya de los dinosaurios de China”.
El nombre hace referencia a los numerosos fósiles de
la zona pertenecientes a animales que quedaron sepultados repentinamente en
masa por aludes de lodo y escombros tras una o varias erupciones volcánicas:
dinosaurios, pequeños mamíferos, lagartos y anfibios.
Los depósitos de origen volcánico de estos
yacimientos en China podrían seguir aportando nuevas evidencias de
interacciones entre especies
Finalmente, dado el alcance de la antigua actividad
volcánica en la región, los autores especulan con que esta zona podría
convertirse en una importante fuente de pruebas científicas y proporcionar más
información sobre el ecosistema del Cretácico.
En particular, el equipo sugiere que los depósitos
de origen volcánico de los yacimientos fósiles de Lujiatun seguirán aportando
nuevas evidencias de interacciones entre especies, desconocidas hasta ahora en
el resto del registro fósil.
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