Una mutación del mosquito del dengue le hace resistente a los pesticidas
El Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y
Técnicas (Conicet) de Argentina ha identificado en el Área Metropolitana de
Buenos Aires (AMBA) y en las provincias del noroeste del país mutaciones
genéticas en el mosquito Aedes aegypti (portador del virus del dengue) que lo
hacen resistente a dosis normalmente letales de plaguicidas, informó la agencia
nacional de noticias Télam en medio de un brote de la enfermedad, que ha
provocado 129.150 casos y 65 muertes en los últimos 12 meses.
Un estudio del Conicet La Plata publicado en la
revista Parasites & Vectors se centró tanto en el AMBA como en Tartagal
(Salta) y el Parque Nacional Calilegua (Jujuy), donde se encuentran mosquitos
de esta especie.
“Hay tres genotipos o variedades genéticas” del
mosquito Aedes aegypti, explicó la investigadora del Conicet Sheila Ons, autora
principal del estudio. “El sensible, individuos que son alcanzados por el
efecto del insecticida y mueren al voltearse; el R1, que tiene una mutación que
los hace resistentes pero a un nivel bajo, y el R2, que tiene dos mutaciones y
se asocia a una alta resistencia”, agregó.
“En los asentamientos urbanos del Gran Buenos Aires
encontramos poblaciones de R1, que en muchos municipios incluso superan a las
susceptibles. La situación en el noroeste es más complicada: allí detectamos grupos
de R2”, señaló la experta.
“Cuanto más insecticidas se utilizan, más se
selecciona evolutivamente el genotipo resistente y poco a poco sólo quedan los
individuos con esta ventaja genética, que a su vez tienen descendencia con
mayor proporción de resistencia”, prosiguió
“Era de esperar que la situación en Brasil tuviera
un correlato aquí”, añadió Ons. Brasil tiene una presencia “extensa y bien
estudiada de poblaciones del insecto altamente resistentes a los productos
químicos más utilizados”, detalló la especialista.
La investigadora del Conicet María Victoria Micieli,
otra de las autoras del estudio, dijo que “siempre hay que estar mirando lo que
pasa en los países vecinos del norte de Sudamérica porque el dengue es un
problema regional”.
“Todo empieza con una persona que viaja y contrae el
dengue. Cuando vuelve, le pica otro mosquito que en ese momento se infecta y
sigue picando mientras en su interior el virus completa un ciclo de 14 días,
por lo que es una dinámica exponencial, que se incrementa con el tiempo. La
única forma de bloquear este proceso es matar a los mosquitos infectados”,
explicó.
Micieli subrayó que “una vez que se encuentra
resistencia... es necesario replantear las campañas y analizar la posibilidad
de alternar insecticidas químicos con métodos biológicos, cebos-trampa, entre
otros”.
“La fumigación no siempre es una solución, ni se
hace a cualquier hora del día o estación del año. En muchas plazas, parques y
barrios cerrados se fumiga durante todo el año o antes del verano de manera
'preventiva', pero eso no funciona. Aquí, el pico de actividad de las hembras
de Aedes aegypti es en febrero y marzo, y rociar veneno fuera de ese período
sólo favorece la resistencia genética a los químicos”, señaló también.
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