Hallan en una cueva del Mar Muerto unas espadas romanas extraordinariamente bien conservadas

Un conservador ajusta una cuña de espuma que protege la característica empuñadura de hierro de una espada romana de pomo anular. La espada, común entre los ejércitos del Imperio a finales del siglo II d.C., es una de las cuatro espadas antiguas descubiertas recientemente por los arqueólogos en una cueva cercana al Mar Muerto, en la reserva natural israelí de Ein Gedi. Las espadas se encuentran actualmente en un almacén climatizado en el Campus Nacional de Arqueología de Israel Jay y Jeanie Schottenstein de la Autoridad Israelí de Antigüedades, en Jerusalén.

Según ha anunciado esta semana la Autoridad de Antigüedades de Israel, en una cueva cercana al Mar Muerto se han descubierto cuatro espadas de la época romana en un estado de conservación asombroso (conservadas durante casi 2000 años en sus vainas de madera y cuero).

Las antiguas armas estaban ocultas tras un muro de estalactitas en las profundidades de la cueva, en el desierto de Judea, al sureste de Jerusalén, en algún momento de los siglos II o III d.C., época en que la región era a la vez campo de batalla de las tropas romanas y refugio de los rebeldes judíos.

Los artefactos de metal o materiales orgánicos como la madera y el cuero rara vez sobreviven a siglos (y mucho menos a milenios) de exposición a los elementos. Pero el microclima único de la que ya se conoce como la Cueva de las Espadas ha conservado intactas las espadas de hierro con sus vainas, guardas y empuñaduras.

"Se trata de una de las espadas romanas con vaina mejor conservadas", afirma el arqueólogo de la Universidad de Leicester (Reino Unido) Simon James, autor de Rome and the Sword: How Warriors and Weapons Shaped Roman History [Roma y la espada: cómo los guerreros y las armas dieron forma a la historia romana].

El descubrimiento se produjo en junio en la reserva natural israelí de En Gedi, donde las cuevas que jalonan los acantilados a lo largo del valle del Jordán han dado cobijo a personas durante más de 10 000 años.

Investigadores de la Universidad Ariel (Cisjordania) y de la Universidad Hebrea (Israel) habían visitado una cueva para documentar una antigua inscripción escrita en una estalactita cuando descubrieron la punta de hierro de un pilum (una jabalina romana) entre las rocas, así como trozos de madera trabajada. Informaron del descubrimiento al Proyecto de Prospección del Desierto de Judea de la Autoridad de Antigüedades de Israel (IAA, por sus siglas en inglés), que regresó al lugar con un detector de metales y finalmente localizó las cuatro espadas encajadas tras una pantalla de estalactitas en un nivel superior de la cueva hasta entonces inexplorado.

Desde 2017, el equipo de reconocimiento, con la ayuda de la Unidad de Prevención del Saqueo de Antigüedades de la IAA, ha llevado a cabo un reconocimiento sistemático de cientos de cuevas en el desierto de Judea, en busca de artefactos antes de que caigan en manos de los saqueadores. Entre los últimos descubrimientos figuran una cesta de 10 000 años de antigüedad y los primeros fragmentos de rollos del Mar Muerto hallados en más de medio siglo.

 

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