Dos cráneos hallados en Crimea desvelan cuándo el 'Homo sapiens' conquistó Europa definitivamente
En el yacimiento de Buran-Kaya III, en la península
de Crimea, los arqueólogos descubrieron en 2009 fragmentos de los cráneos de
dos individuos datados entre hace 37.000 y 36.000 años. Un nuevo estudio de ADN
antiguo de los restos óseos de estos Homo sapiens, que fueron hallados en el
abrigo rocoso junto a herramientas de piedra y cuentas de marfil de mamut
perforadas, ha permitido ahora arrojar luz a una cuestión ampliamente debatida
por los expertos en evolución humana: cómo fue el proceso de poblamiento de
Europa por los humanos anatómicamente modernos.
Investigaciones previas han desvelado que las
poblaciones relacionadas genéticamente con los europeos de hoy en día
aparecieron en el Viejo Continente hace unos 40.000 años, tras una pequeña edad
del hielo con temperaturas extremas y la erupción de un supervolcán en los
Campos Flégreos, cerca de Nápoles, que recubrió de ceniza todo el sureste de
Europa. Hasta ahora se creía que esa crisis ecológica acabó con las últimas
poblaciones de neandertales y con las primeras de humanos modernos del
Paleolítico superior temprano, que a su vez eran descendientes de los primeros
sapiens que llegaron a Europa desde África hace más de 50.000 años.
La secuenciación de los genomas de los dos
individuos documentados en Crimea, "los representantes más antiguos de los
europeos occidentales que se establecieron permanentemente en Europa y que
dejaron huellas en el ADN de los europeos modernos", ha desvelado una
historia diferente: el descenso de la población registrado hace unos 40.000
años estuvo acompañado por una mezcla con poblaciones humanas modernas
preexistentes. Y la ascendencia de esos primeros sapiens no solo persistió en
los sujetos de Buran-Kaya III, sino también en las poblaciones posteriores
asociadas a la cultura Gravetiense, que se extendió entre el Cáucaso y el
suroeste del continente.
Afinidad genética entre los individuos de Buran Kaya
III y los otros utilizados en el estudio. Bennett, E.A. et al.
"Nuestro análisis paleogenómico de los dos
cráneos, que se cree que están separados por una antigüedad de 700 años, ha
revelado que estos individuos formaron parte de la segunda fase del
asentamiento del Homo sapiens en Europa, registrada tras la crisis
ecológica", explican los investigadores Thierry Grange y Eva-Maria Geigl,
del Centro Nacional para la Investigación Científica de Francia, coautores de
un estudio cuyos resultados se han publicado en la revista Nature Ecology &
Evolution.
"Ambos descienden
de una hibridación lejana con los neandertales", añaden en un artículo en
The Conversation donde explican las principales conclusiones de su trabajo.
"Nuestro estudio también ha mostrado que el individuo más reciente
presentaba evidencias de hibridación con los individuos de la primera oleada
(...). Concluimos por lo tanto que los primeros H. sapiens no fueron
completamente reemplazados y que algunos debieron de haber sobrevivido a esa
edad del hielo".
Los genomas de los individuos de Buran-Kaya III
también revelaron un vínculo genético con poblaciones del Cáucaso
contemporáneas y otras mucho más tardías, en línea con las similitudes
identificadas por los arqueólogos entre las herramientas líticas de ambos
sitios adscritas al mismo periodo. Esta conexión, según los investigadores,
indica la dirección de la migración de los antepasados del sitio arqueológico
ubicado en Crimea: desde Oriente Medio, pasando por el Cáucaso, hasta el
territorio de la actual Ucrania.
Aunque la
información obtenida de los fragmentos craneales del yacimiento de Crimea es
incompleta, los científicos han podido compararla con más de 740.000
variaciones genéticas compartidas con los genomas de otros individuos antiguos.
La conexión genética más robusta se ha identificado
con una serie de individuos hallados en el suroeste de Francia (yacimiento de
Forunol, 29.000 a.C.) y del noreste de España (Seriñá, 27.000 a.C.), y en menor
medida con otros documentados en Austria (Krems-Wachtberg, 30.500 a.C.) y la
República Checa (Dolní Věstonice, 31.000 a.C.). Todos estos individuos se
enmarcan en el Gravetiense, una industria que presenta gran homogeneidad
cultural, materializada especialmente en la estatuaria femenina con las
denominadas "Venus Paleolíticas".
"Este vínculo genético entre los individuos de
Buran-Kaya III y los del Gravetiense sugiere que los primeros eran antepasados
de los segundos y ya practicaban una cultura que puede describirse como
protogravetiense", valoran los investigadores. Algunos arqueólogos
ucranianos habían propuesto esta hipótesis, que había sido rechazada por la
fecha temprana y la ubicación oriental de una cultura que, según la teoría
dominante, se desarrolló entre 7.000 y 5.000 años después en Europa central.
"Nuestros resultados genéticos dan la razón a los
arqueólogos ucranianos: los individuos de Buran-Kaya III fueron los antepasados
de los europeos occidentales, los artífices de la cultura gravetiense y los
artistas de las famosas Venus", sentencian.
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