Las sepias son tan inteligentes como un niño de tres años

El mundo animal no deja de sorprendernos. Podemos afirmar, categóricamente, que entre los animales más inteligentes del mundo se encuentran ejemplares que viven nuestros mares y océanos. Eso sí, algunos deben ser protegidos, dado que ciertas especies marinas están en peligro de extinción. La sepia, en este caso, demuestra que tiene capacidades cognitivas similares a un niño humano.

Existe una prueba, denominada Stanford Marshmallow Test, que fue acuña en la década de los años 70 por Walter Mischel, un psicólogo austriaco, que consistía en mostrar un palo de pretzel o un marshmallow, lo que comúnmente se conoce en nuestro país como nube, a un niño.

Sin embargo, al pequeño se le explicaba que si aguantaba sin el regalo en forma de comida, acabaría recibiendo un premio doble. Esta manera de observar el comportamiento humano ha sido utilizada para comprobar hasta qué punto están desarrollados los instintos y las habilidades cognitivas de las sepias. Parece que se acercan mucho a las capacidades de los más pequeños de nuestra especie.

La investigación, que ha sido publicada en la revista científica Proceedings of the Royal Society B, ha demostrado que estos cefalópodos son capaces de retrasar una gratificación con el fin de conseguir un mejor premio.

Alexandra Schnell, perteneciente a la Universidad de Cambridge es la autora principal del estudio, y ha utilizado las instalaciones del Laboratorio de Biología Marina, localizado en la localidad estadounidense de Woods Hole, para adaptar el 'test marshmallow' a las sepias. Según sus declaraciones:

Las sepias en el estudio fueron capaces de esperar para una mejor recompensar y toleraron esperas de entre 50 y 130 segundos, lo que es comparable a lo que vemos en vertebrados de gran cerebro como los chimpancés, cuervos o loros.

Y el experimento no se queda ahí. Las sepias que mejores resultados obtuvieron en el test en cuestión, también mostraron un mejor rendimiento cognitivo en otras pruebas. Por ejemplo, mostrando señales visuales que se asocian a comida. Cuando se realiza el camino inverso, las sepias que tuvieron mejores resultados en el test inicial, también realizaron la asociación posterior más rápidamente.

Aún así, este comportamiento resulta misterioso para los investigadores. Se cree que esta habilidad cognitiva de las sepias podría deberse a la necesidad de camuflarse para evitar a sus depredadores. Estos cefalópodos están acostumbrados a esperar para encontrar su comida y, además, así evitan ser devorados. Esto, según el estudio, es un claro ejemplo de la denominada evolución convergente, es decir y por resumirlo de manera simple, características similares en especies diferentes.

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