Uno de los volcanes más peligrosos de California podría estar a punto de entrar en erupción

 

La Caldera de Long Valley, en Estados Unidos, considerado uno de los volcanes más peligrosos del área de California, ha estado experimentando durante décadas cambios geológicos y actividad sísmica, que a veces son precursores de una erupción. Afortunadamente, los científicos no esperan erupciones supervolcánicas: la Caldera de Long Valley se formó a raíz de una supererupción hace unos 760.000 años, que expulsó enormes cantidades de magma, cubriendo gran parte del centro-este de California con cenizas calientes, que fueron arrastradas hasta lugares tan lejanos como la actual Nebraska.

Un nuevo estudio desarrollado por científicos del Instituto Tecnológico de California (Caltech) y publicado recientemente en la revista Science Advances ha permitido obtener y analizar las imágenes subterráneas más detalladas hasta hoy de la Caldera de Long Valley, un volcán clasificado en 2018 por el Servicio Geológico de Estados Unidos como uno de los tres más peligrosos de la región de California.

En la nueva investigación, los científicos alcanzaron profundidades de hasta 10 kilómetros dentro de la corteza terrestre: estas imágenes de alta resolución revelan la estructura de la tierra debajo de la caldera y muestran que la reciente actividad sísmica es el resultado de la liberación de fluidos y gases, a medida que el área se enfría y se asienta. Estos cambios geológicos podrían ser precursores de una erupción, pero aparentemente los especialistas no esperan erupciones supervolcánicas de gran magnitud.

Según un artículo publicado en Phys.org, basado en información de Los Angeles Times, la Caldera de Long Valley es una amplia depresión de tierra al este de Sierra Nevada. Se formó a raíz de una supererupción hace alrededor de 760.000 años, expulsando descomunales cantidades de magma que cubrieron gran parte del centro-este de California con cenizas calientes. Los científicos han examinado durante mucho tiempo la Caldera de Long Valley, donde se han producido aumentos notables de los terremotos y las fluctuaciones del suelo. En concreto, hubo cuatro terremotos de magnitud 6 en la Escala de Richter en el área de Long Valley, en mayo de 1980.

"No creemos que la región se esté preparando para otra erupción supervolcánica, pero el proceso de enfriamiento puede liberar suficiente gas y líquido como para provocar terremotos y pequeñas erupciones”, indicó en una nota de prensa el investigador Zhongwen Zhan, uno de los autores del nuevo estudio. Para crear imágenes subterráneas, los investigadores infieren cómo es el entorno del subsuelo midiendo las ondas sísmicas de los terremotos.

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