Hallan en Oregon un nido de saltamontes fosilizado de 29 millones de años
En un antiguo bosque templado de lo que hoy es Oregon, un insecto excavó profundamente en un banco de arena cerca de un arroyo. Allí, en una madriguera húmeda, puso docenas de huevos alargados, unos 50 en total. A pesar de su cuidadoso trabajo en la construcción de este refugio subterráneo, ninguno de los huevos llegó a eclosionar. En cambio, los huevos, encapsulados a modo de vaina, se fosilizaron en una masa mineralizada y pétrea.
Y ahora, 29 millones de años después, se erigen como
un registro de la reproducción de los insectos que podría ser diferente a todo
lo que los paleontólogos han visto hasta ahora.
Un reciente escáner micro-TC de la cáscara del huevo
reveló no solo que tenía millones de años, sino también que lo más probable es
que fuera obra de un saltamontes. Los huevos y la construcción general del nido
se parecen mucho a los huevos y las cápsulas de las especies modernas de
saltamontes. Esta nueva documentación ofrece una imagen más clara de ese
antiguo ecosistema, confirmando que los saltamontes estaban presentes y
prosperaban allí, y que algunos tipos de saltamontes enterraban sus huevos bajo
tierra.
Los huevos de insecto son extremadamente raros en el
registro fósil, y las vainas de huevos intactas son aún más raras. Esta es
probablemente la única cápsula de huevos de saltamontes fosilizada de la que se
tiene constancia, y ofrece una visión de su reproducción que se remonta a la
época del Oligoceno (hace entre 33,9 y 23 millones de años), según informaron
los investigadores el lunes en la revista Parks Stewardship Forum.
"Este trabajo es emocionante porque una
preservación tan excepcional proporciona una visión única de una de las etapas
de la vida menos comprendidas de los insectos, en particular en el pasado
geológico", dijo a CNN en un correo electrónico Jaemin Lee, autor
principal del estudio, ecólogo evolutivo y estudiante de doctorado en la
Universidad de California en Berkeley.
Lo que hace que este fósil sea aún más notable es
que se encontró en un hábitat que normalmente no es propicio para la
fosilización, dijo el coautor del estudio, el Dr. Nick Famoso, administrador
del programa de Paleontología y conservador del museo en el Monumento Nacional
John Day Fossil Beds. El yacimiento, situado en Mitchell, Oregon, está
gestionado por el Servicio Nacional de Parques.
Los fósiles delicados como este espécimen suelen
conservarse en depósitos lacustres junto a materia vegetal. Estos lugares
suelen ser anóxicos, o pobres en oxígeno, y relativamente estáticos, explica
Famoso. Allí, los fósiles pueden formarse tranquilamente, sin ser tocados por
corrientes ni bacterias. Pero hace millones de años, un río o arroyo pasaba por
este lugar. No obstante, las condiciones que rodeaban a esta cápsula de huevos
eran las adecuadas para que permaneciera enterrada y se fosilizara intacta en
condiciones casi perfectas, a pesar del entorno dinámico del agua que fluía
cerca, explicó Famoso.
Los huevos de este fósil destacan por su conservación,
"tanto individualmente como en conjunto", señaló en un correo
electrónico el paleobiólogo Dr. Ricardo Pérez-de la Fuente, jefe adjunto de
investigación del Museo de Historia Natural de la Universidad de Oxford, Reino
Unido.
"Son los primeros ortópteros (saltamontes y
similares) reconocidos en el registro fósil, lo cual es digno de mención",
afirma Pérez-de la Fuente, que no participó en la investigación.
"El trabajo también representa un paso
importante hacia la formalización de la descripción de los estadios inmaduros
de los insectos, más concretamente de los huevos", dijo Pérez-de la
Fuente. Esta rama de la ciencia, conocida como ootaxonomía, "puede aportar
datos primordiales sobre la evolución, el comportamiento y la ecología de los insectos
en tiempos profundos, pero que tienden a descuidarse en los estudios
paleontológicos". Además, añadió, la cápsula y los huevos pueden ofrecer
pistas sobre el entorno en el que se fosilizaron.
Christopher Schierup, gestor de colecciones del
Servicio de Parques Nacionales, descubrió la caja de huevos en los yacimientos
de fósiles en julio de 2012. Schierup estaba realizando una inspección visual
rutinaria del yacimiento cuando divisó el objeto, que estaba incrustado en un
trozo de roca que había rodado colina abajo, recordó Famoso.
"No fue necesario utilizar ninguna herramienta
para sacarlo del suelo", dijo. Schierup envolvió el objeto en papel
higiénico "y regresó con cuidado al centro de visitantes donde se
encuentra nuestro laboratorio", añadió Famoso.
Basándose en el análisis de la superficie del fósil,
los investigadores pensaron inicialmente que habían encontrado un grupo de
huevos de hormiga. Pero Famoso se mostró escéptico, ya que su curvatura difería
de las curvas de los huevos y pupas de hormiga. Sus sospechas fueron
corroboradas por Lee, que vio el objeto por primera vez en 2022 durante una
visita al John Day Fossil Beds. Llevaron el espécimen al Knight Campus de la
Universidad de Oregon, en Eugene, donde la coautora del estudio Angela Lin,
directora de la X-ray Imaging Research Core Facility, realizó escaneos
micro-TC.
"Fue entonces cuando descubrimos que había una
capa de proteínas que lo mantenía todo unido", explica Famoso.
No se trataba simplemente de un grupo de huevos,
sino de un tipo de cápsula de huevos subterránea llamada ooteca, en la que los
huevos estaban envueltos por una capa protectora que se había mineralizado en
una corteza pétrea.
"En la actualidad, solo dos grupos de insectos
producen ootecas subterráneas", explica Lee. Se trata de los saltamontes
(orden Orthoptera, suborden Caelifera) y los talonadores (orden
Mantophasmatodea).
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