La NASA hará historia y 'aterrizará' una sonda en el Sol

 

El astrofísico Dr. Nour Raouafi dice que la Parker Solar Probe está cerca de conseguir lo imposible: la nave espacial de la NASA acaba de entrar en su última fase, la recta final que culminará en lo que básicamente será el primer aterrizaje de un objeto hecho por el hombre en una estrella. "Será un logro monumental para toda la humanidad. Es el equivalente al alunizaje [del Apolo 11 en] 1969", afirma. Su entusiasmo —que no puede ocultar en una entrevista con la BBC— está totalmente justificado por la enorme importancia que esta épica aventura tendrá para todos nosotros. No es una exageración decir que la Parker es una misión científica vital para garantizar no solo la colonización del sistema solar, sino la supervivencia de la humanidad.

De hecho, todos deberíamos estar igual de excitados que Raouafi. Esta sonda es una pieza clave para comprender el comportamiento del Sol y, por tanto, poder desarrollar las medidas necesarias que protejan nuestra civilización, como contamos en La gran tormenta, el documental de la serie Control Z sobre los catastróficos efectos que un gran evento solar del tipo Carrington o Miyake tendrá en la infraestructura planetaria que nos sustenta (y uso el futuro imperfecto porque no es una cuestión de si va a pasar o no, sino de cuándo va a pasar).

El aterrizaje de la Parker ocurrirá en la Nochebuena de 2024, cuando la sonda pase a solo 6,1 millones de kilómetros del Sol, básicamente posándose en la corona de nuestra estrella madre en una maniobra a una velocidad de 195 kilómetros por segundo, apunta Raouafi. En ese momento romperá el récord absoluto de un objeto fabricado por el hombre previamente fijado por la misma Parker el 27 de septiembre de 2023.

 Fue en esa fecha también cuando la nave espacial tuvo su máximo acercamiento al sol hasta la fecha, rozando la corona a solo 7,26 millones de kilómetros. El récord anterior estaba en manos de otra sonda de la NASA, la nave espacial Helios 2, que pasó a 42,73 millones de kilómetros en abril de 1976.

Lanzada en 2018 en un cohete Delta IV Heavy, la Parker ha realizado múltiples y cada vez más cercanas aproximaciones al Sol. Su epopeya culminará en esa maniobra de Navidad, llevando a la sonda a un 4% de la distancia entre la Tierra y el Sol. En esta última aproximación —asistida por un último empujón gravitatorio de Venus— la nave soportará temperaturas cercanas a los 1.400 °C, sobreviviendo gracias a su escudo térmico y la alta velocidad que hará del encuentro un visto y no visto. El escudo de la Parker no solo es una pieza fundamental para su integridad física, sino que es fundamental para que la nave realice mediciones críticas en estas condiciones extremas.

La Dra. Nicky Fox, ex científica principal de la misión Parker y actual administradora asociada de la Dirección de Misiones Científicas de la NASA, afirma que la aproximación de Nochebuena es una oportunidad única para la observación extendida en la corona solar. "No sabemos lo que encontraremos, pero buscaremos ondas en el viento solar asociadas con el calentamiento", según cuenta a la BBC. Su esperanza es que encontremos respuestas a varios enigmas claves de la física solar. Uno de estos grandes enigmas es por qué la corona es mucho más caliente que la superficie del Sol y cómo se aceleran los vientos solares a velocidades supersónicas. Aunque la temperatura del Sol en su fotosfera es de aproximadamente 6.000 grados centígrados, el interior de la corona puede sobrepasar el millón de grados mientras lanza huracanes de partículas cargadas a 400 km/s.

La nave no llegará a adentrarse tanto porque se destruiría instantáneamente, pero sus datos nos ayudarán a comprender estos procesos. Este conocimiento es clave para mejorar las previsiones del comportamiento del Sol y del clima espacial, lo que ayudará a mitigar los efectos del clima espacial, que pueden afectar las comunicaciones en la Tierra, las redes de energía y representar riesgos para los astronautas.

Raouafi, el científico del proyecto Parker para la NASA y uno de los científicos principales del Laboratorio de Física Aplicada de la Universidad Johns Hopkins en Laurel, Maryland, afirma que la misión Parker "adquiere una nueva dimensión, especialmente ahora que estamos pensando en enviar a mujeres y hombres de vuelta a la Luna e incluso establecer una presencia permanente en la superficie lunar". Pero más allá de la exploración y colonización del sistema solar, la Parker Solar Probe es una herramienta vital para la protección de la infraestructura terrestre y la seguridad de la humanidad.

La actividad solar extrema es sin duda el mayor riesgo conocido para la supervivencia civilización humana, más allá del cambio climático. Informes de instituciones como la Academia Nacional de Ciencias de EEUU y el Pentágono ya han advertido sobre las consecuencias devastadoras de un evento Carrington, como la tormenta solar de 1859, que dañó las redes telegráficas globales. Un evento Miyake podría ser aún más catastrófico. Estos fenómenos solares, que ocurren aproximadamente cada mil años, son de 10 a 20 veces más fuertes que un evento Carrington. Estos eventos destruirían las redes eléctricas de todo el planeta, derribando los sistemas de comunicaciones, redes GPS, y todas las infraestructuras, desde la distribución de agua y alimentos, a los sistemas de salud y la seguridad a nivel mundial. Dada nuestra dependencia total de la electricidad y todos estos sistemas, el coste del impacto es incalculable, con la pérdida de miles de millones de vidas y el colapso total de la economía mundial. La recuperación tras un evento de esta magnitud llevaría décadas, según los expertos. "Nos devolvería a la edad de piedra", según la Dra. Sangeetha Abdu Jyothi, profesora adjunta de Computación en la Universidad de California, Irvine. Para evitar un desastre de esta escala, necesitamos medidas preventivas urgentes. Según los expertos, estas incluyen principalmente tres acciones fundamentales: hacer que la red eléctrica sea más resistente, proteger los transformadores y desarrollar un sistema de alerta temprana efectivo. Estas soluciones requieren inversión y cooperación internacional, pero son esenciales para proteger nuestra civilización de una catástrofe inevitable. La sonda espacial Parker es un paso en la dirección correcta, pero necesitaremos mucho más para preparar el planeta para un peligro inevitable, con consecuencias que podemos evitar si nos ponemos a ello.

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