Mark Zuckerberg navega por el Mediterráneo en un superyate con los transpondedores de ubicación apagados

Mark Zuckerberg es uno de los empresarios con más éxito de la historia y, por consiguiente, una de las grandes fortunas del planeta. El creador de Facebook y dueño de Meta ha conseguido gracias a sus compañías alzarse como una de las personas más ricas del momento.

Por esta razón, se puede 'permitir el lujo' de darse algún que otro capricho. El último de ellos tiene forma de barco. Para celebrar su 40 cumpleaños, el americano ha decidido autorregalarse un yate de lujo llamado Launchpad, el cual está valorado en 300 millones de euros. Con dicho navío, Zuckerberg recorrerá a buen seguro los mares del mundo mientras disfruta de una extrema comodidad y un glamour al alcance de pocos.

Este megayate fue comprado por el propio Zuckerberg a un oligarca ruso que había sido sancionado por ayudar a Rusia en la fabricación de armamento para la guerra de Ucrania. Aunque el Launchpad no fue la única adquisición del fundador de META. También compró otro superyate, un poco más pequeño que el anterior, de 67 metros de eslora, llamado Wingman y que funcionará como apoyo del Launchpad.

Según la hoja de ruta de la embarcación, el superyate atracó la semana pasada en el puerto de Mallorca, aunque se desconoce si iba a bordo su propietario. Curiosamente, está atracado al lado de otros grandes superyates, el Golden Odyssey, de 124 metros de eslora y construido por petición del príncipe saudí Khaled bin Sultan al Saud y del Rising Sun, la embarcación escogida por las hermanas Jenner para navegar por el Mediterráneo durante el verano.

La historia del superyate de Zuckerberg no queda aquí, puesto que el empresario podría haber cometido una supuesta ilegalidad que podría pagar muy caro. Tal y como ha publicado la revista Luxury Launches, el Launchpad y su barco de apoyo desactivaron los transpondedores de ubicación obligatorios (AIS) desde que salieron de Florida hasta que llegaron a las Islas Baleares españolas. La Organización Marítima Internacional (OMI) solo permite excepciones puntuales, para barcos de guerra o medios náuticos desplegados en misiones de guerra. La legislación española contempla sanciones de hasta 20.000 euros por desconectar este sistema durante la navegación.

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