Groenlandia se deshiela a un ritmo de 48 millones de piscinas olímpicas al año desde 1980
El cambio climático está acelerando el deshielo del
hielo en Groenlandia, que sucumbe a un calentamiento global cuatro veces más intenso
que en el resto de las regiones del planeta. Hace unos días, los sismógrafos
detectaron la vibración provocada por la caída de un ingente bloque de hielo en
la isla. Una consecuencia que podría considerarse anecdótica, pero que es solo
la medida de otras, más alarmantes, que amenazan tanto a la región del Ártico
como al clima general, incluyendo a Europa.
Ahora, para tener una idea ajustada de las
dimensiones de este proceso de deshielo, investigadores de la Universidad de
Barcelona han medido cuánta agua desprende Groenlandia al mar cada año por esta
causa. La cifra obtenida no deja indiferente: 48 millones de piscinas olímpicas
cada año desde los años 80.
El trabajo de los investigadores de la citada
universidad, publicado en la revista Journal of Climate de la American
Meteorological Society, recoge que los episodios de fusión extrema, -los
períodos en los que grandes áreas de nieve y de hielo se funden rápidamente-
han sido aproximadamente el doble de frecuentes durante los veranos de las
últimas décadas en comparación con el período 1950-1990. Dato que no viene más
que a reforzar la idea de que el calentamiento global se nota más en esta
región del planeta.
Así, en los últimos diez años se han alcanzado los
máximos de años de fusión extrema en Groenlandia. Por ejemplo, durante el
verano de 2012 se fundieron 610 gigatoneladas de hielo (el equivalente a 244
millones de piscinas olímpicas), y en 2019 se fundieron 560 gigatoneladas (224
millones de piscinas olímpicas).
Además de estos puntos señalados en las
estadísticas, el estudio recoge la progresión de estos episodios en la región
ártica entre los años 1950 y 2022. Los resultados muestran las cifras de la
pérdida de agua de deshielo que, en promedio, ha alcanzado unas 300
gigatoneladas por año, el equivalente a un volumen de unos 48 millones de
piscinas olímpicas por año entre los años 1980 y 2010.
Además, aproximadamente el 40% de los episodios de
fusión del hielo han sido extremos en las últimas décadas. Esta cifra aumenta
hasta el 50% en las zonas más frías del norte y noroeste de la isla. «Esta
pérdida de fusión glacial superficial debe sumarse a la de otros procesos
dinámicos, como el desprendimiento de icebergs directamente en el mar y el
flujo de glaciares hacia el océano, ambos acelerados por el aumento de la
fusión», añaden los investigadores de la UB.
Los fenómenos
de fusión de hielo se han vinculado directamente con el calentamiento global,
ya que, según estudios recientes, el Ártico se está calentando a un ritmo
cuatro veces superior al medio mundial debido al aumento de gases de efecto
invernadero.
Los autores del estudio explican que el aumento de
la fusión está estrechamente relacionado con episodios de calor extremo causados
por masas de aire anticiclónicas más frecuentes, cálidas y húmedas procedentes
de latitudes más septentrionales. «Estos patrones atmosféricos -añaden los
investigadores- mantienen el aire estancado sobre Groenlandia durante el
verano, aumentan la radiación solar y reducen el albedo (reflectancia de la luz
solar) de la nieve y el hielo, lo que acelera aún más el calentamiento y la
fusión».
Según los investigadores de la UB, el deshielo está
ocurriendo en áreas más elevadas del casquete de hielo, donde anteriormente no
se observaba fusión de hielo entre 1950 y 1990. Esta situación ha creado
grietas y otros cambios estructurales en la capa de hielo, y aumenta el riesgo
de desprendimientos de grandes bloques de hielo hacia el océano, como el que
fue registrado por los sismógrafos hace unos días.
«Los informes climáticos internacionales anticipan
un aumento significativo de las temperaturas en las regiones polares, lo que
aceleraría la tendencia que hemos observado en este estudio», advierten los
investigadores.
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