Los próximos astronautas que irán a la Luna estarán a salvo de la radiación
La nave espacial Orion de la NASA tomó esta foto de
despedida de la Tierra unas horas después de la misión Artemis I.La nave
espacial Orion de la NASA tomó esta foto de despedida de la Tierra unas horas después
de la misión Artemis I.NASA
Hace dos años, la NASA lanzó al espacio la misión no
tripulada Artemis I. Este ambicioso paseo espacial sirvió para probar la nave
Orion, una vanguardista cápsula que será la encargada de volver a poner humanos
en la Luna.
En aquella misión, Orion orbitó la Luna y volvió a
la Tierra, probando así numerosos procesos y mecanismos que serán replicados en
los futuros viajes tripulados. Pero la nave hizo algo más: midió la radiación
espacial que recibió su coraza, que en teoría será la misma a la que podrían
exponerse los astronautas cuando viajen en ella.
Ahora se han publicado por fin los datos de aquella
medición y la investigación ha concluido que “poco probable” que la radiación a
la que se someta Orion y sus astronautas supere los límites establecidos por la
NASA.
Como decimos, con la misión Artemis I, lanzada en
2022, se dio un importante paso para garantizar la seguridad de los astronautas
que viajarán en misiones prolongadas a la Luna.
Uno de los datos más curiosos de aquella misión es
que llevaba a bordo dos 'maniquíes fantasma', llamados Helga y Zohar. Su papel
no era meramente decorativo: incorporaban sensores de radiación, los cuales han
permitido —junto a los instalados en la propia nave espacial Orion— obtener por
primera vez mediciones continuas de radiación durante el trayecto entre la
Tierra y la Luna.
Durante los 25 días del vuelo de Artemis I, Helga
voló sin protección, mientras que Zohar llevaba un chaleco protector.
A medida que nos adentramos en el espacio, los
astronautas realizarán misiones de mayor duración y estarán expuestos a la
radiación espacial durante períodos más prolongados. Por ese motivo, los
científicos deben comprender lo mejor posible el entorno de radiación y el
efecto que tiene en la fisiología humana para mitigar los posibles riesgos para
la salud.
Un equipo de investigación compuesto por la Agencia
Espacial Europea (ESA), el Centro Aeroespacial Alemán (DLR) y la NASA ha
analizado los datos y ha concluido que los resultados de las mediciones
muestran que la exposición a la radiación dentro de la nave espacial Orion
variaba significativamente según la ubicación del detector
Así, las áreas más protegidas de la nave Orión
ofrecen cuatro veces más protección frente a la radiación en comparación con
las zonas menos blindadas.
Además, el nivel de exposición a los grandes eventos
de partículas solares en la zona más protegida se mantuvo por debajo de los 150
milisieverts, un nivel seguro para prevenir la enfermedad por radiación aguda.
Otro hallazgo clave es que la orientación de la nave
influye significativamente en la exposición a la radiación. Durante el paso por
el cinturón de Van Allen, un giro de 90 grados redujo la exposición en un 50%,
lo que proporciona información valiosa para optimizar el diseño de futuras
misiones.
Por todo ello, el equipo científico concluyó que es
“poco probable” que la exposición a la radiación en futuras misiones Artemis
supere los límites de la NASA para los astronautas, “lo que confirma la
idoneidad de Orion para misiones tripuladas”, afirman.
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