El Reino Unido se despide de la energía más oscura y peligrosa

 

En un giro histórico, el Reino Unido ha cerrado su última planta energética de carbón, marcando el final de una era de dependencia de los combustibles fósiles. Este movimiento forma parte del esfuerzo de la Unión Europea para alcanzar la neutralidad de carbono para 2030, una meta crucial en la lucha contra el cambio climático. La clausura de la planta Ratcliffe-on-Soar, activa durante 142 años, simboliza un gran avance hacia fuentes de energía más limpias y sostenibles.

Sin embargo, este paso también plantea desafíos para el país, ya que aumentará la dependencia de importaciones energéticas y los costos del gas podrían incrementarse en los próximos meses. A pesar de estos retos, el Reino Unido está apostando fuertemente por la energía renovable, especialmente la eólica marina, para compensar la pérdida de las plantas contaminantes y seguir liderando la transición hacia un futuro más verde.

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