¿Qué es el disco que rodea a la estrella Vega?
En la icónica película de ciencia ficción Contact (1997), basada en la novela de Carl Sagan de 1985, la protagonista, Ellie Arroway, viaja hasta el sistema de la estrella Vega a través de un túnel de gusano alienígena. Allí, en una nube de polvo y nieve espacial alrededor de Vega, no hay rastros de planetas formados o en proceso de formación. Lo que parecía una licencia artística de Hollywood resulta estar sorprendentemente alineado con los descubrimientos científicos actuales sobre el sistema de Vega.
Recientes investigaciones de astrónomos de la
Universidad de Arizona, lideradas por Kate Su y Schuyler Wolff, han
profundizado en el misterio de Vega utilizando los avanzados telescopios
espaciales Hubble y James Webb. Este disco circunestelar, de unos 160.000
millones de kilómetros de diámetro, ha revelado un nivel de homogeneidad
impresionante, sin irregularidades o "grumos" visibles, y sin ninguna
señal de planetas que podrían estar arrastrando material a su paso, como suele
ocurrir en otros sistemas.
Vega, una de las estrellas más brillantes del
hemisferio norte, presenta un disco de polvo y gas que parece ser único. A
diferencia de la estrella Fomalhaut, que también tiene una edad y
características similares a las de Vega y presenta un sistema de tres
cinturones de polvo, el disco de Vega carece de estructuras evidentes que
sugieran la formación de planetas. Esta diferencia plantea preguntas
fascinantes: ¿Por qué Fomalhaut muestra signos de formación planetaria y Vega
no? ¿Es la estructura de la estrella misma o su entorno circunestelar el factor
que determina esta diferencia?
El telescopio Webb, observando en el infrarrojo, ha
captado un resplandor causado por partículas del tamaño de granos de arena en
órbita alrededor de Vega. Estas partículas, moviéndose en el brillo de la
estrella, confieren al disco una apariencia densa y homogénea. Por otro lado,
el Hubble ha detectado un halo exterior de partículas finísimas que reflejan la
luz estelar, creando una estructura similar al humo que rodea el núcleo
estelar.
La presión de la luz estelar de Vega distribuye el
polvo de una forma particular: expulsa los granos más pequeños más rápidamente,
dejando los más grandes en órbita por más tiempo. Aunque hay una sutil brecha
en el disco a unas 60 unidades astronómicas (cerca del doble de la distancia
entre Neptuno y el Sol), el resto del disco es asombrosamente uniforme, lo que
sugiere que no hay planetas con masa significativa que perturben la estructura.
Desde la década de 1990, los astrónomos han estado observando discos circunestelares como posibles sitios de formación planetaria. Sin embargo, el caso de Vega desafía nuestras expectativas. Los estudios realizados, titulados "Imaging of the Vega Debris System using JWST/MIRI" por Kate Su y "Deep Search for a scattered light dust halo around Vega with the Hubble Space Telescope" por Schuyler Wolff, arrojan nueva luz sobre la naturaleza de estos discos y revelan cuánto nos queda aún por descubrir sobre la formación planetaria.
Estos estudios publicados en The Astrophysical Journal
abren la puerta a futuras investigaciones para desentrañar el misterio de Vega
y entender por qué algunos sistemas estelares como el suyo parecen estar
destinados a una soledad cósmica, sin la formación de planetas, mientras otros
albergan todo un sistema planetario en desarrollo.
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