Un espectáculo jamás visto: nubes arcoíris iluminan los cielos polares
En lo más remoto del planeta, donde la naturaleza se despliega en su forma más salvaje y austera, surgen fenómenos tan extraordinarios como contradictorios
Uno de ellos son
las llamadas nubes arcoíris, también conocidas como nubes
estratosféricas polares , un espectáculo visual que tiñe los
cielos del Ártico y la Antártida con delicados tonos pasteles, del rosa al
violeta, pasando por verdes y azules iridiscentes.
Estas nubes, que
parecen sacadas de una pintura impresionista o de un sueño invernal, se forman
en las altísimas capas de la atmósfera, entre los 15 y 25 kilómetros de
altitud, precisamente donde se encuentra la mayor parte del ozono de la Tierra.
Aparecen únicamente en condiciones de frío extremo, cuando las temperaturas
descienden por debajo de los -78 °C
, y son más comunes durante los meses de invierno polar.
Un
fenómeno deslumbrante... pero peligroso
El fenómeno
ocurre cuando las diminutas gotas de agua se congelan y se transforman en
cristales de hielo en presencia de ácido nítrico y ácido sulfúrico. Cuando la
luz solar incide sobre ellos en el ángulo preciso, se descompone en los colores
del espectro visible, pintando el cielo con una paleta mágica que sólo puede
verse en los lugares más fríos del planeta.
Sin embargo,
detrás de su apariencia etérea, estas nubes también esconden una amenaza
silenciosa: contribuyendo significativamente a
la destrucción de la capa de ozono . Los cristales de hielo
actúan como catalizadores para las reacciones químicas que convierten
compuestos como los clorofluorocarbonos (CFC) en cloro atómico, el cual
reacciona con el ozono atmosférico y lo descompone, ampliando el ya conocido
“agujero de ozono”.
Así, estas nubes
se convierten en una paradoja natural: son hermosas a la vista, pero están
directamente ligadas a procesos dañinos para el equilibrio climático del
planeta. Una belleza tóxica , como la describen algunos
científicos.
El
Ártico se transforma a gran velocidad
El panorama es
aún más preocupante al considerar que el Ártico se está calentando hasta cuatro veces más rápido que el resto del mundo, un
fenómeno que los expertos llaman amplificación
polar .
A medida que el
hielo se derrite, exponen superficies más oscuras como el océano o la tierra,
que absorben más calor, lo que a su vez acelera el deshielo y el calentamiento
en un ciclo continuo. Las nubes arcoíris, que alguna vez fueron comunes en los
cielos polares, ahora son cada vez más difíciles de ver. Aunque siguen
formándose, ya no son tan abundantes como antes, en parte porque las
condiciones extremas que requieren también se están viendo alteradas por el cambio climático .
Un
reflejo brillante
Más allá de su
apariencia mágica, estas nubes nos recuerdan lo intrincado y frágil que es el
sistema climático terrestre. Son testigos
silenciosos del cambio que atraviesa nuestro planeta y un
llamado de atención, envuelto en luz y color, sobre los efectos visibles e
invisibles de nuestras acciones.
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