El iceberg más grande del mundo se rompe
El A-23A ha perdido más de 360 kilómetros cuadrados en dos meses y continúa fragmentándose en el Atlántico Sur
La erosión del borde y las altas temperaturas del
último verano austral debilitan al coloso antártico, varado desde marzo cerca
del archipiélago de Georgia del Sur
El iceberg más grande del mundo, conocido como A-23A, continúa perdiendo
masa de forma acelerada mientras permanece encallado en aguas poco profundas
frente a la isla Georgia del Sur, en el Atlántico Sur. Imágenes captadas el
pasado 3 de mayo por el satélite Aqua de la NASA muestran un deterioro notable
en su estructura, especialmente en el borde norte, erosionado por el oleaje y
las temperaturas anormalmente elevadas del reciente verano austral.
El A-23A, un gigantesco bloque de hielo desprendido en 1986 de la
plataforma antártica Filchner, se encuentra a menos de 100 kilómetros de la
isla, en una plataforma submarina que históricamente ha frenado el avance de
otros icebergs. Según ha informado la NASA, el iceberg lleva inmóvil desde
principios de marzo, atrapado por esta topografía oceánica poco profunda que
actúa como una trampa natural para colosos de hielo en deriva hacia el norte.
Un coloso que se deshace
Pese a no haberse desplazado en las últimas semanas, el A-23A ha perdido
una superficie equivalente al doble del área de Washington DC. En tan solo dos
meses, ha visto desaparecer más de 360 kilómetros cuadrados de su masa,
conforme a datos del Centro Nacional de Hielo de EE.UU. (USNIC). Este desgaste
ha dado lugar a miles de fragmentos flotantes que se extienden en el océano
alrededor del iceberg principal. Aunque parecen diminutos desde el espacio,
muchos de estos bloques de hielo superan el kilómetro de diámetro y suponen un
riesgo potencial para la navegación.
Uno de estos fragmentos, bautizado como A-23C, se desprendió del flanco sur
del iceberg a mediados de abril y fue lo suficientemente grande como para
recibir su propio nombre oficial. Este fenómeno de fragmentación ya se había
observado durante el trayecto del A-23A en el Pasaje de Drake en 2024, pero los
científicos alertan de una fragilidad creciente en su estructura, lo que podría
acelerar su descomposición definitiva.
Desgaste del borde y cambio climático
El proceso que sufre actualmente el iceberg se conoce como “desgaste del
borde”, un tipo de fractura caracterizado por la pérdida progresiva de pequeños
trozos de hielo a lo largo de sus bordes. Esta forma de degradación,
documentada mediante imágenes satelitales, permite al iceberg conservar su
forma general mientras se reduce su tamaño. Además del desgaste por erosión,
los icebergs pueden romperse en grandes fragmentos o desintegrarse
completamente, y el destino del A-23A sigue siendo incierto.
Situado ya a casi 55 grados de latitud sur, el témpano se encuentra muy
lejos de las gélidas aguas antárticas que han permitido su conservación durante
casi cuatro décadas. Los científicos observan con atención su evolución, pues
su comportamiento podría ofrecer pistas sobre los efectos del cambio climático
en el ciclo de vida de los icebergs.
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