Un estudio demuestra que los pulpos tienen “brazos dominantes”
Un estudio internacional confirma la extraordinaria destreza de los pulpos, capaces de usar cada uno de sus ocho brazos con movimientos distintos y reservando algunos para tareas concretas.
Un grupo de biólogos marinos ha documentado en detalle la
capacidad de los pulpos para coordinar sus ocho brazos de manera independiente,
lo que los convierte en uno de los animales más complejos en cuanto a control
motor. La investigación, publicada en Scientific
Reports, se basa en más de 4.000 movimientos registrados en 25
ejemplares de tres especies diferentes, observados en ecosistemas de Europa y
América, incluidos algunos filmados en la ría de Vigo.
Los resultados muestran que los pulpos no solo son capaces de
realizar acciones simultáneas distintas con cada brazo, sino que además
presentan un reparto de funciones. Los brazos delanteros se usan principalmente
para explorar y manipular objetos, mientras que los traseros están más
implicados en el desplazamiento. Según el estudio, los dos primeros brazos se
emplean en un 64% de las ocasiones, frente al 36% de los posteriores. Sin
embargo, no se detectó lateralidad: utilizan las extremidades izquierdas y
derechas prácticamente en la misma proporción.
Un
sistema nervioso descentralizado
El secreto de esta coordinación
reside en la distribución de las neuronas. Cada brazo del pulpo cuenta con
cuatro conjuntos musculares alrededor de un nervio axial y unas 100 ventosas,
cada una equipada con miles de neuronas. En total, un pulpo posee unos 500
millones de neuronas, pero, a diferencia de los humanos, la mayoría no se
concentran en el cerebro, sino en las extremidades. “Cada ventosa es un genio
sensorial, el equivalente a nariz, labios y lengua en uno solo”, explica Roger
Hanlon, autor principal del estudio.
Antonio Figueras, investigador del
Instituto de Investigaciones Marinas (IIM-CSIC), destaca que los pulpos tienen
hasta siete veces más neuronas en la periferia que en el centro, lo que
refuerza la idea de que “son unos marcianos de la evolución, con una
inteligencia desarrollada en una línea paralela a la humana”.
De
la biología a la robótica
La investigación, financiada en
parte por la Oficina de Investigación Naval de Estados Unidos, tiene también un
interés aplicado. Los hallazgos podrían servir de base para el desarrollo de
brazos robóticos con gran flexibilidad y capacidades sensoriales, útiles en
operaciones de rescate o en entornos de difícil acceso. “En casos como un
hundimiento o un colapso estructural, se necesita un brazo pequeño, ágil y
funcional que pueda llegar donde los humanos no pueden”, señala Hanlon.
El
estudio confirma que el pulpo no solo es un prodigio de la naturaleza, sino
también una fuente de inspiración tecnológica.
Comentarios
Publicar un comentario