Simulador de baja gravedad ofrece nuevas vías para la investigación y entrenamiento espacial
Los investigadores de la Facultad de Ingeniería de la FAMU-FSU y del Laboratorio Nacional de Altos Campos Magnéticos, con sede en la Universidad Estatal de Florida, han desarrollado una nueva herramienta para ayudar a afrontar ese reto: un novedoso diseño de simulador de baja gravedad que promete abrir nuevos caminos para la investigación y la habitabilidad del espacio en el futuro.
Su nuevo diseño para un simulador de baja gravedad
basado en la levitación magnética puede crear una zona de baja gravedad con un
volumen unas 1.000 veces mayor que los simuladores existentes del mismo tipo.
El trabajo se ha publicado en la revista npj Microgravity.
"La baja gravedad tiene un profundo efecto en
los comportamientos de los sistemas biológicos y también afecta a muchos
procesos físicos, desde la dinámica y la transferencia de calor de los fluidos
hasta el crecimiento y la autoorganización de los materiales", dijo Wei
Guo, profesor asociado de ingeniería mecánica y científico principal del
estudio.
"Sin embargo, los experimentos en vuelos
espaciales suelen estar limitados por su elevado coste y el reducido tamaño y
masa de la carga útil. Por ello, es importante desarrollar simuladores de baja
gravedad en tierra".
Los simuladores existentes, como las torres de caída
y los aviones parabólicos, utilizan la caída libre para generar una gravedad
cercana a cero. Pero estas instalaciones suelen tener duraciones cortas de baja
gravedad, es decir, de varios segundos a unos pocos minutos, lo que las hace
inadecuadas para experimentos que requieren largos tiempos de observación. Por
otro lado, los simuladores basados en la levitación magnética (MLS) pueden
ofrecer ventajas únicas, como su bajo coste, su fácil accesibilidad, su
gravedad ajustable y su tiempo de funcionamiento prácticamente ilimitado.
Pero un MLS convencional solo puede crear un pequeño
volumen de baja gravedad. Cuando un simulador típico imita un entorno que es
aproximadamente el 1% de la gravedad terrestre, el volumen funcional es solo de
unos pocos microlitros, demasiado pequeño para la investigación y las
aplicaciones espaciales prácticas.
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