Glyptodonte, el mamífero acorazado del Pleistoceno

 

El Glyptodon o Glyptodonte es un género extinto de un gran mamífero acorazado perteneciente a la subfamilia Glyptodontinae, emparentado con los armadillos que vivió durante la época del Pleistoceno, aunque de forma más aplanada.

Con su caparazón óseo redondeado y extremidades agazapadas, recuerda superficialmente a las tortugas, y a los dinosaurios anquilosaurios, como ejemplo de la evolución convergente de linajes distantes hacia formas similares.

Aunque se dice que Charles Darwin encontró los primeros gliptodontes (la subfamilia), la primera mención del género Glyptodon en Europa se dio en 1823, en la primera edición del trabajo de Georges Cuvier Ossemens Fossiles.

 El por entonces sin nombre Glyptodon fue brevemente mencionado en una carta de Dámaso Antonio Larrañaga. Él había encontrado «un fémur... Este tenía cerca de siete libras, y tal vez seis u ocho pulgadas de ancho», así como parte de la cola. Por entonces, se creyó que el descubrimiento pertenecía a Megatherium, un tipo de perezoso terrestre gigante. Cuatro años más tarde un hombre llamado Sellow encontró algunas placas del caparazón en arcilla a un metro de profundidad en Uruguay. Este descubrimiento reforzó la certeza de los académicos de que estos hallazgos eran de Megatherium, dado que los huesos de este perezoso extinto eran usualmente encontrados en condiciones similares y Cuvier había mencionado que este género poseía coraza.

Aunque algunos creían que la armadura se parecía a la de los armadillos modernos, la opinión popular era la hipótesis de que era Megatherium. No fue hasta que el profesor E. D'Alton escribió un comunicado a la Academia de Berlín en 1833 comparando las cercanas similitudes de estos fósiles misteriosos con los armadillos, que la comunidad científica consideró seriamente que las piezas de caparazón y los fragmentos de hueso podrían pertenecer a alguna versión prehistórica de un armadillo del género Dasypus.

D'Alton dijo que «todas las peculiaridades del primero [Dasypus] pueden ser comparadas con las de este último resto fósil». Él concluyó que los fósiles pertenecían a alguna versión prehistórica de un armadillo. Sin embargo, dado que no se disponía en esa época de un esqueleto completo, indicó que su idea no era concluyente. Esta incertidumbre sobre sus restos fósiles continuó hasta que el naturalista danés Peter Wilhelm Lund identificó los restos como un nuevo género en un artículo de 1837.



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