El Universo está lleno de diamantes, rubíes, zafiros y esmeraldas

 

La definición de 'piedra preciosa' no está basada, sin embargo, en ninguna realidad geológica o química, sino en la apreciación del ser humano por la belleza. Hay elementos que hacen que un mineral se considere como tal: su belleza, su escasez y su capacidad de ser tallado, es decir, convertido en gema para crear joyas como coronas, brazaletes, anillos y collares. Según la definición tradicional, solo hay cuatro piedras preciosas: diamantes, rubíes, zafiros y esmeraldas. Todos los demás minerales que usamos como adorno en joyería son piedras semipreciosas, como el ópalo, la turquesa, la aguamarina, la amatista y la perla, que no es un mineral sino una secreción de las ostras, pero que se incluye como tal por su valor en joyería.

La reina de las piedras preciosas es, sin duda, el diamante, porque su escasez era tal que hasta el siglo XIX estaba reservado a los más ricos y poderosos, aunque desde entonces su minería lo fue convirtiendo en algo menos exclusivo. Hoy sabemos que el diamante es un mineral muy común y todos podemos comprar. Por ejemplo, un esmeril con polvo de diamante para hacer bricolaje. Los diamantes para joyería siguen siendo excepcionales, pero cada vez menos escasos.

El diamante es simplemente una forma cristalizada del carbono, como lo es el carbón mineral, el grafito. El carbono es la base de la vida en nuestro planeta y como tal es muy abundante, tanto que en forma de dióxido de carbono es uno de los causantes del cambio climático. El diamante se forma bajo altas presiones y temperaturas. Los que podemos recuperar de la tierra tienen más de 3.000 millones de años y fueron formados en el manto terrestre y no a partir del carbón mineral (digan lo que digan los cómics de Superman).

Los rubíes son una variedad del corindón, que no es sino una forma cristalina del óxido de aluminio con pequeñas cantidades de cromo que le dan su color rojo sangre. Curiosamente, la otra piedra preciosa, el zafiro, es también óxido de aluminio cristalizado, pero con pequeñas cantidades de hierro, titanio, cromo, vanadio o magnesio. Se crean en condiciones extremas de calor y presión en las profundidades de la Tierra. Al ser comprimidos, los átomos de oxígeno y aluminio cristalizan formando el corindón, que es un mineral incoloro que puede adoptar distintos colores según las impurezas que contenga.

Las esmeraldas, por su parte, se forman en rocas ígneas a partir del berilo, que es un mineral hecho de silicio, oxígeno, berilio y aluminio y que adopta su impactante color verde al contener pequeñas cantidades de cromo o vanadio. Si en su composición hay hierro en lugar de estos dos elementos, es la piedra semipreciosa llamada aguamarina. Se pueden formar con fluidos hidrotérmicos de las profundidades de la corteza terrestre que contienen los elementos de las esmeraldas, en particular el berilio, suben a capas superiores y, al enfriarse, crean venas en las que se van formando las esmeraldas mediante un lento proceso de cristalización. En otro proceso, se forman a partir del magma que viene de las profundidades y se enfría, cristalizando igualmente.

 

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